❝ prologo

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Mayo de 1814.

Bajo el abanico que esconde su rostro, Grace se permite hacer una mueca de fastidio. 

Se encontraba en un baile bastante aburrido, en su opinión. 

Después de una hora nadie la había invitado a bailar y le toco resignarse a quedarse parada en una esquina esperando a que alguien venga y se lo pida. 

Cosa que realmente duda que vaya a suceder.

La castaña mira de reojo a su madre, estaba hablando con otras matronas que también habían traído a sus hijas con la esperanza de encontrarles un buen esposo. 

Grace suspira ante la idea de tener que casarse con alguien por obligación, algo que agradece de ser la sombra de su hermana es que no la sofocaban bajo la idea de tener que contraer matrimonio.

Todos se resignaron ante la idea de que Jane sera la primera en casarse, ya luego se ocuparían de ella.

Pero, no es que ella no quiera casarse. Al contrario, Grace lo deseaba, solo que con amor, encontrar a esa persona que le quite el aliento y la haga sentir ese amor que tanto lee en los libros. 

La castaña sonríe ante la idea.

Observando la pista de baile, ve a su hermana bailar, Jane, que a pesar de no ser el diamante de la temporada, ha logrado destacar con creces.

A diferencia de Grace, que es conocida como la hermana de Jane.

Grace decide ir por algo de tomar, su madre lo nota y la agarra del brazo. 

—Voy por limonada. —le aclara la castaña y ella asiente, dejándola ir.

Mientras va por la limonada, se encuentra con los Clairmont, pareja recién casada y sonríe al ver como se miran mutuamente con lo que parece ser, un profundo amor. 

Eso es lo que quiero algún dia para mi, pensó.

Ensimismada en ese pensamiento, choca con alguien, y cuando esta a punto de caer siente como es sostenida. Grace se recompone enseguida y se sonroja al ver quien esta enfrente de ella.

Es un hombre alto, de tez morena, cabello blanco y muy atractivo. Pero, son sus ojos los que logran cautivarla, mirándolos durante unos segundos. 

Cuando lo ve sonreír su rostro se ruboriza y lo oculta rápidamente con su abanico.

—Mis disculpas, señorita.  

Apenada, la castaña solo puede negar con la cabeza. 

El se voltea y observa como un pequeño grupo de mujeres se le acerca, Grace se inclina un poco mas para ver que pasa, cuando lo comprende se sorprende y antes de articular palabra el se acerca a ella y habla.

—¿Le gustaría bailar conmigo?

Grace se sorprende pero lo disimula, le sonríe y asiente. 

—Por supuesto.

El agarra la mano de la chica y antes de que comience una nueva canción se dirigen a la pista de baile, cuando se posicionan el esboza una sonrisa que deja totalmente embelesada a la joven castaña.

La música del violín empieza a sonar por todo el salón, empiezan a bailar y ella comienza una conversación. 

—¿Me uso para huir de las señoritas? —le pregunta con diversión.

El bufa y le sonríe apenado. 

—Suelen ser muy intensas.

Grace se ríe ante las palabras del peliblanco. 

Conde Kurokawa ; Izana KurokawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora