❝ cinco

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Para Hellen Potter, el que uno de sus hijos haya regresado a Londres es motivo de hacer un evento en su honor. Tenía pensadas muchas cosas para hacer, pero al final se decidió por hacer una cena, con invitados escogidos minuciosamente.


Grace bosteza disimuladamente ante el panorama frente a sus ojos. 

Algunas de las familias más importantes de la alta sociedad de Londres se habían reunido para comer junto a ellos en honor a Oliver, su hermano mayor. 

La cena aún no tiene comienzo, puesto que faltan algunas personas por llegar, así que todos están conversando en el gran salón.

Grace prefiere mantenerse alejada antes que tener conversaciones forzadas e incómodas con personas que realmente no le interesa conocer, por lo que opta por caminar por el salón observando las pinturas que lo adornan. 

Una de sus favoritas es un paisaje que tiene como escenario principal un amanecer, aunque la idea y el concepto es algo repetitivo ella gusta de apreciarlo.

Tiene varios años en la casa, así que le causa nostalgia observarlo de vez en cuando.

Mientras Grace se dedica a observar algunos de los detalles que pueden pasar desapercibidos dentro de la pintura, otra persona se une a ella. 

—Es una pintura simple.

Grace se voltea a ver a Izana, que se ha colocado a su lado a observar el cuadro junto a ella.

—Quizás la intención de la persona que lo pintó era hacer algo sencillo, sin un gran trasfondo.

—Quizás. —repite Izana, enfocando su atención en el cuadro, Grace lo imita.

—Aunque... —Grace aprieta ligeramente los labios, meditando sus palabras. —También me recuerda a los amaneceres que tanto me encantaba ver de niña.

—¿Ya no le gusta verlos?

Ella se ríe un poco, con algo de nostalgia. 

—Oh, claro que sí. Solo que ya no me levanto temprano como antes para verlos. 

—El que madruga Dios lo ayuda, ¿no es así la expresión? —pregunta Izana juguetonamente, ella lo mira enarcando una ceja.

—¿Esta mal decir que realmente no me importa mucho? —admite Grace con un encogimiento de hombros.

—No realmente. 

Después de eso, se quedan durante un rato mirando ese cuadro en específico. Realmente no hay mucho que observar, piensa Izana. Grace se enfoca en ver los detalles dentro del cuadro que para la mayoría pasan desapercibidos pero que ella siempre disfruta encontrar.

—¿Desde cuando tiene interés en observar los cuadros, Lord Kurokawa? —pregunta Grace en tono de burla, cosa que no pasa desapercibida para Izana, quien suelta una risa por lo bajo.

—Nunca es tarde para mostrar interés en sus gustos, señorita Potter. 

Esto hace que Grace se voltee a mirar a Izana, quien la mira con un brillo sincero en sus ojos que hace brotar una chispa de emoción en el pecho de Grace. Ella se ríe negando con la cabeza y solo se encoge de hombros. 

—Esta bien, si así usted lo desea.

Antes de que se pueda crear un silencio incomodo, Grace se coloca frente a frente con Izana y lo mira con una pequeña sonrisita antes de volver a hablar:

Conde Kurokawa ; Izana KurokawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora