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Vamos, solo toca la puerta. Solo toca la puerta.
Nayeon mueve el pie nerviosa, no sabía porqué se hallaba en tal estado si solo se trataba de Mina. Que hayan tenido una noche de sexo no debería cambiar nada, o al menos, no mucho. ¿Cuántas posibilidades hay de que Mina no le quiera explicar lo sucedido? No muchas. Supone.
Tomó una bocanada de aire.
La castaña alzó su brazo para así tocar la puerta de la casa, esperando por alguna respuesta. ¿Cómo se supone que deba actuar ahora? Le parece imposible que actúe normal, es decir, como siempre, porque bueno, Mina y ella tuvieron sexo, y eso no es normal. Tal vez Nayeon deba actuar neutral, o enojada... ¿Enojada neutral? Un punto medio, sí. Le reclamará y la odiará por el momento, después esperará a que las cosas se relajen un poco. Aunque no estaba segura de qué forma las cosas podrían relajarse, la friendzone nunca fue lo suyo. A duras penas conseguía citas, con chicas, claro.
Dejó sus pensamientos cuando la puerta se abrió y Mina apareció frente a ella ¿Por qué hasta ahora nota que su semblante serio la intimidaba de una manera excitante? Ah sí, es pasiva desde aquella noche, ya lo recordó.
Ella se agacha un poco, debe concentrarse y no ponerse en ese modo de perra sumisa frente a la azabache en este momento tan serio.
— Hola Nayeon... —Mina se colocó a un lado, dejándola pasar, para cerrar la puerta detrás de ella. Im miró a su alrededor, buscando al hermano de Mina, o alguna señal de su mamá, o cualquier persona, pero al parecer no había nadie.
— ¿Estás sola...? —Inquirió cautelosa. Mina alzó una ceja con una sonrisa.
— Sí... —Contestó, casi en un tono interrogativo.
Bien, era el momento.
— ¡Eres una maldita!, ¿Por qué dejaste qué...? hiciéramos, eso que... No hacen las amigas, imbécil... Eres, nosotras somos... Tú... —Debió haber ordenado mejor sus ideas antes de abrir la boca. Oh, es que las cosas suenan tan bien cuando las piensa en su cabeza, y al momento de decirlas, todo es tan mierda.
Mina alzó sus manos en señal de que se detuviera.
— Tú también pudiste detenerlo... Y no lo hiciste —Se defendió.
— ¡Era de noche, pensé que eras un ladrón, no tenía saldo, tú debías morir primero, gemías “Nay”, llegaste al cuarto y me atacaste! ¡No sabía cómo! —Mina entrecerró sus ojos y se cruzó de brazos con una sonrisa. En otro caso pareciera que la situación la divertía.
— ¿Qué tal...? Me refería a Lim Nayoung, no a ti Im...
¿Qué?
¿Lim Nayoung? ¿La cabeza de pelota, poste, fea y con problemas de pronunciación ? ¡Ella es mejor que eso! Sí, a veces se traba igual, y dice estupideces, pero, vamos.
