Capítulo Cinco

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No fue solamente el repentino movimiento que la mano de Mina empleó para desabrochar su short y bajarlo mínimamente lo que le dio un tremendo estremecimiento de placer, sino el extraño y el intenso tono que la menor logró descubrir en su voz

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No fue solamente el repentino movimiento que la mano de Mina empleó para desabrochar su short y bajarlo mínimamente lo que le dio un tremendo estremecimiento de placer, sino el extraño y el intenso tono que la menor logró descubrir en su voz. Fue casi como una amenaza, una amenaza que estaba dispuesta a cumplir, y que está dispuesta a soportar.

Nayeon se tensó y apretó la mandíbula cuando los dedos de Mina iniciaron suaves caricias en su centro por sobre la tela de su ropa interior. No la ayudaba el hecho de seguir sintiendo su respiración encima de ella, estaban ya tiradas en la cama de la mayor, que todavía tenia su ropa puesta, pero a pesar de ello lograba divisar su pecho estar de subida y bajada con una respiración errática.

Ella jadeó, simulando una jaula, simplemente para no dejarla ir.

Pasó sus manos por las sábanas que la abrazaban a sus costados, y apretó. Mina había retirado los estorbos y abierto sus piernas para introducir su lengua dentro de ella con una tortuosa lentitud. Nayeon aferró más sus manos y cerró los ojos, agradeciendo infinitamente que la mayor no estuviera mirándola frente a frente, porque ésto comenzaba a reflejarse en ella más de lo que esperaba.

— Deja de mover la cadera —Mandó con un tono exhortativo y la menor dejó ir un jadeo cuando la calidez de su lengua la cubrió placenteramente.

Nayeon ahogó con toda la fuerza de voluntad que aún le quedaba un fuerte gemido, no está lista para ser una perra en celo, esperará un poco más.

Su mente no dejó pasar desapercibido el tono tan autoritario que empleó la azabache en su orden, ni tampoco el efecto que ocasionó en su cuerpo. Es como si todo de ella estuviera de acuerdo en obedecerla, y el hecho le resultaba increíblemente poderoso sobre ella, porque su orden le gusta, su tono la pone alerta, todo de Mina tiene una autoridad, sobre todo en la menor, que la hace dudar demasiado, pero la hace sentir muy bien.

— ¿Quieres que hablemos del curioso cuestionario que le hiciste a Sana mientras te masturbo con mi lengua?

Frunció su rostro, intentó ordenar sus ideas y pensó en su pregunta... Oh, maldita traidora. Ella solo le preguntó a Sana unas cuantas cosas acerca de sexo sin compromiso o como desaparecer de la vida de una amante para no verla en la cara nunca en la vida de nuevo, claro, sin que ésta se entere. No sabe cómo supo que hablaba encubiertamente de Mina, tampoco sabe cómo confió en ella, estúpida japonesa.

— N-no, no digas su nombre... Mientras hacemos esto... Mierda, maldita sucia —Minatozaki Sana sabrá lo que es tener un bonito morete en su cara después de esto. ¿Cómo fue capaz de contarle a Mina? Qué amiga, no le contará nada jamás, que se meta sus pinky por el culo ahora.

— ¿Por qué no dejaste que yo solucionara tus dudas, Yeon? —Podía sentir la maldita y condenada sonrisa de Sharon cuando se tomaba un respiro, disfrutaba de las reacciones, disfrutaba de su control, disfrutaba de tenerla así, simplemente lo hace y es que es Mina, ella debe tener el control y si no es así, todo está mal... Y bueno, ella solo es Nayeon, solo es ella, y la tiene bajo su control.

⌜ Sexomnia & Parasomnia ⌟ || MinaYeon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora