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22 de Enero, 1998

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22 de Enero, 1998

Convivir con los hermanos Haitani puede ser divertido como aterrador.

Eso lo tuvo que aprender al convivir todo el tiempo con ellos, pero se fue acostumbrando.

Ya casí un tres desde su llegada...

Momoka se encontraba discutiendo con su madre de un tema muy serio y parecía ganarlo.

—Dije que no—contestó la mujer de inmediato, sentada en la mesa mirando unos papeles de su trabajo.

—¿Pero por que no?—pregunto exasperada—Es para que su única hija desarrolle una mejor comunicación y convivencia sana con los de su edad—explicó apuntando al cartel que había hecho ella misma para ese momento—¡Véanlo como una gran oportunidad para que aprenda cosas nuevas!

Lo que sucedía era que la menor quería ir a la misma escuela que sus dos amigos, dejando las clases en casa.

Sin obtener respuesta de su madre fue con su padre que estaba a un lado de su madre, esperando que él si aceptara su petición y la inscribiera en la escuela.

—Tú mamá manda—dijo antes de que su hija abriera la boca, levantando las manos para no meterse en la discusión de sus dos mujeres favoritas.

—¡Traidor!—grito viendo como su padre hizo un gesto de no haber escuchado nada—Mamá...—a largo la última a sentándose en la silla—¿Por que no quieres que vaya a la escuela? Ran y Rindou dicen que es privada, hasta su mamá dice que la educación es buena.

La mujer suspiro quitando sus lentes que ocupaba para leer y miro a su hija que tenía una cara de perro llorando. Desvío la mira para ver la exposición que había hecho para convencerlos, sólo tenía recortes pegados y unas cuantas palabras, algo sencillo pero bien elaborado.

—Y si la ponemos a prueba cariño—comentó el señor llamando la atención de las dos mujeres esperando que siguiera—Algo para saber que puede ir a esa escuela que quiere... A mi no me molesta pagar un chofer para ella.

Indecisa la mayor observo a su hija y esposo que trataba de ayudar a la menor discretamente, cosa que noto al instante, no obstante lo pensó.

Ella tomaba la educación de su hija muy encerio al igual que su seguridad.

—Dos años, estarás dos años en una escuela para señoritas y dependiendo de tus notas te cambiare a la de los Haitani—declaró miro los ojos de la menor que se mostraba contenta—¿Hay trato?

—Pero dos años y en una escuela sólo para niñas... —murmuro no muy segura de las condiciones, se le hacía mucho tiempo.

—Rápido, se te acaba el tiempo para aceptar o no hay trato—simuló el tic tac con su boca apurando a la menor en decidir.

𝘽𝙚𝙡𝙡𝙚𝙯𝙖 𝙙𝙚 𝙥𝙧𝙞𝙢𝙖𝙫𝙚𝙧𝙖 || Ran Haitani ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora