Jueves

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Su libro «muerte trepidante» había sido muy bien recibido por el público. Todo mundo amaba su novela, decían que les hacía helar la sangre, cada página les ponía la piel de gallina y eso era una felicidad que no se alcanzó a imaginar. Las ventas iban aumentando y se sentía bastante complacido; todo ello, gracias a su editor y gran amigo que puso en marcha a su equipo de trabajo, llegando con publicidad a distintos rincones. Había tenido tanto éxito que su público pedía una nueva historia, no una continuación de su novela porque tenía un final cerrado y sin indicios de tener continuación; no obstante, ante la presión de sus fans, se vio en la penosa «obligación» de dejar a su familia por un par de días y llegar a un lugar tranquilo y alejado donde pudiese encontrar inspiración.

Thomás era un hombre caprichoso, de eso no había duda. Antes de viajar, le habían recomendado llegar a Suiza en avión, pero él estaba convencido de que viajar en tren sería una aventura muchísimo más divertida; podría disfrutar el paisaje y probar una nueva experiencia, al fin y al cabo, eso incluía el kit de «inspiración para tu nueva novela».

Caro lo estaba pagando, nunca imaginó que se llevaría casi dieciséis horas encerrado en un tren con destino a un pueblito suizo; claro que, cuando se le metía una idea en la mente, no había poder humano que la borrara. Su mente le repetía: debes ir a un pueblo rodeado de montañas y alejado de la ciudad, sin duda, las ideas saldrán en un santiamén.

Sí, tuvo varias escalas a lo largo del camino; sin embargo, con pocas horas de llegar a su destino, se le antojaba como una idea estúpida; debió haber tomado un avión. Lo hecho estaba hecho, nadie lo podía borrar. Eso sí, no se puede negar que disfrutó del viaje, pero a qué costo.

El tren finalmente se detuvo y una vocecita que pudo haber sido de un hombre, pero que sonaba más como un robot, le anunció que había llegado a su destino: Wengen.

Un pueblito en medio de los Alpes Suizos era su destino; no cabía de la dicha al verse rodeado de tanta gente que salía y entraba en el tren, como si se tratara de hormigas obreras. Sonrió como un niño pequeño mientras observaba todo lo que le rodeaba, el aire fresco y frío auguraba que el invierno se acercaba y, si en su pequeño escape podía disfrutar de la nieve, eso no sería un problema; estaba preparado para cualquier cosa.

Mientras salía de la estación, sus ojos se vieron atraídos por un letrero de «se busca», el cual estaba pegado en una de las barandas del final de la estación.

«Tobby Favre, ocho años, desapareció en la noche del 29 de noviembre de 2019».

Thomás revisó su teléfono móvil para comprobar la fecha y la hora; después de un viaje tan extenso, se sentía perdido y atontado.

—Hace cuatro días —dijo en voz baja.

Observó por unos minutos más el anuncio. En la foto un niño con cabello del color de la zanahoria le sonreía y mostraba un par de espacios que eran señal de los dientes que había perdido.

Suspiró y continuó su camino. 

Un hombre lo esperaba a la salida de la estación sosteniendo un letrero con su nombre. Aquella pequeña atención hacia parte del hotel que había reservado para su estancia. Antes de abarcarse en esa aventura, había buscado demasiada información sobre el pueblo y todo lo que tenia que ofrecer: era un paraíso ante sus ojos.  Tuvo la opción de alquilar un apartamento, pero eso era demasiado espacio para una sola persona; además, pensaba quedarse solo dos semanas, tiempo suficiente para inspirarse, anotar un par de ideas y volver a Barcelona dispuesto a desarrollar esas ideas; por otro lado, se acercaba la navidad, no podía darse el lujo de demorarse más tiempo. 

—Señor Maurer, bienvenido —pronunció el hombre del cartel con un tono de voz bastante refinado que le daba un aire de ser inglés y estiró las manos en señal de que entrara al vehículo—. Wengen es una zona libre de vehículos, los únicos que se mueven, son los que proporcionan los hoteles y algunos granjeros que deben recorrer varios kilómetros.

Darkman: el hombre de la oscuridad ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora