El resto de la tarde y parte de la noche del día anterior, Thomás ocupó el tiempo para pensar en aquel misterioso ser. Lo había dibujado con sumo cuidado, conservando cada detalle que le había proporcionado sus recuerdos y una frase que se convirtió en el slogan del pueblo resonó en su mente: «son simples rumores».
¿Acaso se trataba de un serio caso de pánico colectivo?
No podía hallar respuesta a esa interrogante, pero estaba seguro de que llegaría al fondo de esa situación; aunque no fuera detective, un deseo morboso de escarbar en la historia de ese pueblo se iba apoderando lentamente de él y estaba seguro de que, en medio de ello, encontraría inspiración para su siguiente obra.
Sería jugar con fuego, de eso estaba seguro, pero estaba dispuesto a asumir el riesgo; sin embargo, ese riesgo sería perder la cordura... Acarició su barbilla y, tras observar su creación, salió de la habitación dispuesto a interrogar a Lena; estaba cien por ciento seguro de que ella sabia más de lo que decía.
Así, decidió abordarla en la entrada del hotel cuando iba de salida.
—¡Lena! —exclamó—. Disculpe, Lena, le robaré un minuto de su tiempo.
—No me diga que sigue con la misma idea, porque la verdad...
—Sí —le interrumpió Thomás—. Estoy seguro de que algo sabe y... —Thomás sacó la hoja donde tenía dibujado a aquel extraño ser y se lo exhibió a la mujer—. Tal vez este dibujo le refresque la memoria.
—Nunca lo he visto, si es lo que quiere saber —contestó ella—, pero le diré lo que se escucha en el pueblo, le dicen Darkman o el hombre de la oscuridad, dicen que desaparece a niños y adultos por igual, pensar en él lo atrae: ley de atracción o premonición, aparentemente; también, se dice que se alimenta de la oscuridad y del miedo, si lo atrae mediante el pensamiento, seguirá apareciendo hasta que consuma su miedo..., y, finalmente, su vida, pero como le mencioné, solo se trata de rumores, su origen es todo un misterio. Asumo que habló con el señor Huber, él afirma que su esposa le habló de Darkman antes de desaparecer, la gente lo tilda de loco, pero... —Suspiró—. Ande con cuidado y no indague en algo que es desconocido para usted, se puede llevar una sorpresa.
—Muchas gracias por su información, solamente estoy muy emocionado por los "rumores". —Thomás hizo unas comillas con sus dedos y salió del hotel—. Lamento haberla molestado, será la última vez.
—Que tenga un buen día, señor Maurer —se despidió Lena y tomó rumbo en dirección hacia la estación del tranvía.
Thomás asintió y tomó el camino contrario a Lena; a diferencia de su paseo anterior, esta vez estaba decidido a explorar el pueblo más a profundidad. Pudo darse cuenta de que las calles parecían laberintos, los caminos se entrelazaban y llevaban a diferentes lugares, pero todo estaba cerca.
Decidió tomar un camino empinado en dirección a las montañas; muchas de las edificaciones estaban destinadas a chalets o restaurantes, hasta que llegó a lo que parecía ser una casita de madera con un pequeño letrero en frente que rezaba: biblioteca local. Justo el sitio que esperaba encontrar.
Un hombre de pelo blanquecino estaba tras una especie de recepción, mientras más se acercaba, más podía vislumbrar sus facciones: un rostro surcado de arrugas, ojos pequeños de color verde, nariz regordeta y labios pequeños.
El interior del lugar era de madera, lo que le daba un aspecto campestre al lugar; a su izquierda, una pequeña sala de lectura con sillas en mimbre que, a simple vista, se veían cómodas; al lado derecho, unas escaleras que daban a una segunda planta donde estaba una gran fila de estantes de libros; tras el adorable anciano, un par de estantes más repletos de textos y otros espacios vacíos que le hicieron intuir que se trataba de aquellos que estaban destinos a guardar objetos que los visitantes llevaban.
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Darkman: el hombre de la oscuridad ✅
Paranormal[historia corta] Acecha entre las sombras, pensar en él lo atrae y se alimenta del miedo; son muy pocos los que lo han visto, pero esos pocos le han puesto un nombre: Darkman. El pueblo de Wengen (en medio de los Alpes Suizos), tiene una leyenda lo...