Finalmente pude terminar este one-shot yeii, pero quisiera acalarar unas cuantas cosas:
Yo NO estoy de acuerdo con la infidelidad. Lo que pasa es que me leí un fanfic de una de mis otps con esta misma temática y me inspiró a escribir un one-shot con esta característica jsj
Segundo, cuando empiecen a leer tal vez se pregunten porqué escogí a Anubis y la respuesta es por qué no? Okno xd lo escogí por todas las teorías de que su oponente va a ser Qin (ya perdí mis esperanzas de que Beelzebub y Qin se den de madrazos en el manga:c) y no sé, me pareció interesante ponerlo. Sin embargo, esto tampoco quiere decir que vaya a odiar al personaje o a la ship (si es que pelean) yo sólo quería escribir drama jsja
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El viento del invierno golpeó su rostro cuando salió del automóvil, provocando que las mejillas de Qin se pusieran rojas y sacara su lengua con sutileza para humedecerse los labios. Se abrazó a sí mismo sobre su abrigo negro en un instinto por buscar calor.
Miró de reojo a su prometido, Anubis, quien le estaba dando las llaves del vehículo a uno de los parqueaderos del lugar. Frunció el ceño y rodó los ojos con fastidio. Antes de venir habían tenido otra pelea en la sala de la mansión del egipcio, y dicha pelea se había extendido con comentarios mordaces y venenosos en el camino.
Anubis se acercó a Qin y lo jalo con fuerza del brazo atrayéndolo hacia él. El chino ya podía imaginar la fea marca roja que dejaría en su piel con la forma de sus dedos.
—Sonríe, mi vida. No quiero que des un espectáculo.—Dijo Anubis con una sonrisa tensa, mostrando sus caninos mientras saludaba con la cabeza a otros invitados.
—Lo mismo digo, cariño.
Qin imitó el gesto de su prometido, pero no se preocupó por sonreír o en ocultar su molestia ante las otras personas.
La mansión que se extendía frente a ellos se encontraba cerca de un acantilado con vista hacia el mar abierto, cuyas furiosas olas golpeaban las rocas en la parte inferior. El interior del lugar era alumbrado por hermosas luces amarillas, resaltando una calidez que contrastaba con el frío paisaje azul del invierno.
Los enormes ventanales, las paredes con finos y suaves detalles en ellas, las puertas de roble y los muros de mármol dejaban en claro el estatus social de las personas en aquel sitio.
Hades había invitado a varias personas de la aristocracia a una relajante reunión para admirar cientos de pinturas traídas de toda Europa.
Qin no quería estar allí, ya sé encontraba lo suficientemente abrumado por el aura pesada de su prometido como para continuar soportando las falsas personalidades que se reunían en ese momento. Sin embargo, la deplorable mancha que podría quedar en la reputación de ambos por no asistir juntos como una feliz pareja era algo que Anubis no iba a permitir.
