DudE, finalmente pude terminar este one-shots jsja. La verdad es que me emocioné escribiendo, por lo que quedó un poco largo, pero creo que es uno de mis favoritos. Ignoren los títulos que le pongo a esto, literalmente sólo son nombres de canciones al azar que escucho mientras escribo xd
Y gracias a todas las personitas que han votado en esta historia y a las que me han seguido asdhshs ¡muchas gracias!
Espero que lo disfruten ^^
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Cánticos de celebración inundaban todo el Coliseo del Valhalla, serpenteando por los pasillos y llenándolos de euforia contagiosa. Plasmando la alegría de la humanidad por todas las paredes de aquella bella construcción, el éxtasis convertido en lágrimas era todo lo que adornaba los millones de rostros de los humanos.
La humanidad se regocijaba con la victoria de Buddha, la cuál logró mantener su esperanza viva para salir triunfantes del Ragnarok. Por otro lado, se podía sentir la rabia en el aura de los dioses. Para ellos había dejado de importar las vidas y el sufrimiento que se tuvieran que sacrificar para ganar, su ego estaba siendo destruido cada que sus propias creaciones arrasaban contra ellos en un duelo.
En los aposentos de los humanos elegidos estaba el primer emperador de China, bebiendo un té de hierbas y disfrutando de aquellos gritos de alegría que se colaban por sus oídos.
—Eso estuvo demasiado cerca—. Li Si, su viejo amigo y ministro, soltó un largo suspiro como si hubiera estado conteniendo la respiración por mucho tiempo, sin apartar su vista de las pantallas.
—Mn—. Qin Shi tarareo de manera afirmativa mientras todavía se escuchaban varios gritos alabando a Buddha. Cruzó las piernas y se recargo sobre su palma, aburrido.
—¿Crees que el siguiente serás tú? Quizás deberíamos entrenar más. Los dioses podrían utilizar algún otro sucio truco para asegurar su victoria, además...
Li Si comenzó a divagar y hacer especulaciones, unas más alocadas que otras, sobre la siguiente ronda. El emperador río por lo bajo por la paranoia de su amigo, tal vez era su culpa que él también se volviera de esa forma cuando estaba vivo. De todas maneras, sus oídos dejaron de escucharlo mientras él se perdía en sus propios pensamientos.
Con su mano, levantó la venda que cubría sus ojos. Su mirada se volvió hacia el pequeño pergamino dorado que estaba en la mesa frente a él. Los nombres de tanto humanos como dioses que iban a combatir, habían sido escritos en ese pedazo de papel. Sus ojos brillaron de forma extraña cuando encontró el único nombre que le importaba.
Beelzebub.
Una sonrisa gatuna se pintó en su rostro. "Así que participará en el Ragnarok" pensó. Con un último trago se terminó su té y colocó el cuenco vacío a un lado en la mesa. Tomó su túnica exterior y se la puso, dejando que se resbalara por sus brazos para que sus hombros estuvieran descubiertos.
