Me he tardado un poco (mucho) en escribir el siguiente one-shot. Esta fue una pequeña petición que me pidió ____LADYSECR0T y espero que les guste ^^
Puse ese título debido a la canción de talk to me de cavetown (les recomiendo mucho escuchar todas sus canciones porqué son bellísimas ♡).
Advertencias: Hurt/comfort, ligero angst, fem!Qin, menciones de accidentes.
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Su mano se deslizaba sobre la superficie y sentía la punta del pincel chocar con brusquedad contra el papel texturizado. Qin se quedó inmóvil por un momento, tomando ligeras respiraciones antes de elegir a que dirección dibujar la primera línea. Su mano temblaba con la torpeza de una principiante, a pesar de que ya no lo era.
En primero de secundaria fue cuando Qin descubrió el arte de una manera más seria. Antes, sólo había sido una pequeña niña que hacía garabatos en las paredes de su casa. Cosas que quizás cualquier infante hacía.
Sin embargo, fue cuando vio una hermosa pintura colgada en los muros interiores de su escuela que su mundo cambió. Aún recordaba la belleza de los trazos, el juego de colores que se mezclaban para formar luces y sombras, la mirada serena y tranquila de la joven plasmada, y las delicadas flores pintadas a su alrededor.
Desde ese momento, la pequeña Qin había descubierto su principal meta en la vida.
Quería ser una artista.
Una artista reconocida, que sea capaz de mover los sentimientos de las personas que vean sus pinturas, alguien capaz de dejar una huella en sus corazones.
Fue así que, al cumplir 16 años, su padre Adán le regaló su primer set de pinturas junto a un cuaderno. Recordaba con calidez como el pigmento de las acuarelas era horrible, las puntillas de sus colores se rompían a cada rato, la goma manchaba y las hojas de su cuaderno eran sumamente delgadas y dejaban que el dibujo se marcara en la siguiente página. Pero jamás se había sentido tan feliz.
A veces se sentaba en la tierra del patio de la escuela junto a sus hermanos sólo para seguir dibujando. Otras veces, recibía regaños de sus profesores por no prestar atención y otras se sentaba en el escritorio de su habitación para continuar en silencio.
Fue en una noche pintada de azul marino cuando regresaba de la preparatoria, pateando pequeñas piedras en su camino y tarareando una suave melodía. Cuando llegó a su casa evitó hacer el mayor ruido posible para no despertar a nadie de su familia.
Estaba agotada, sus brazos estaban llenos de blocs que contenían bosquejos o prácticas de la escuela. Además de que llevaba otra maleta en donde estaban sus pinturas acrílicas, reglas, lápices, gomas, y varias cosas más.
Sus dedos estaban sucios debido al carboncillo y sus botas manchadas de pintura y engrudo. Su espalda dolía, pero nada que no pudiera manejar.
Decidió dirigirse a la cocina para lavarse sus manos y así no manchar algún trabajo.
