Operación Swan-Mills [SwanQueen]

Lo que casi sucede

I

Regina le había contado a Emma todo su plan para conseguir que Snow White se comiera su manzana envenenada. Le contó cómo Rumple lanzó un hechizo de protección sobre Snow para que Regina no pudiera herirla en el Bosque Encantado, cómo tuvo que hacer un trato con Maléfica para conseguir el Hechizo del Sueño, cómo hizo un trato con el rey George para encerrar a David en su calabozo y usarlo como chantaje y cómo amenazó a Snow con asesinar a su amado si no mordía la manzana por voluntad propia. Sin embargo, con lo que más disfrutó durante todo el relato fue con la explicación sobre los efectos que tenía su hechizo. Te encerraba en tu propio cuerpo, incapaz de moverte o hablar, atrapado para toda la eternidad y sometido a sueños y pesadillas de tus errores y arrepentimientos más grandes. Regina no estaba orgullosa de lo que había hecho, porque sabía que eso significaba perder a Henry completamente, pero si se enorgullecía de su inteligencia. Era un plan perfecto, no podía herir a Snow, pero si podía someterla a un profundo y eterno sueño.

Acabó de narrar la historia y se encontró con una Emma con los ojos muy abiertos y la cara desencajada. Estaba totalmente alucinada con la maestría de su plan. La rubia miró a su alrededor y vio que no había sucedido nada extraño. No había árboles caídos, tormentas eléctricas, apagones, explosiones, nada. Estaba todo tranquilo. Entonces volvió a mirar a Regina, esta vez a los ojos y con una sonrisa de lado a lado. No pudo contener su alegría y saltó a sus brazos. Emma sumergió a Regina en un fuerte abrazo, al que la alcaldesa respondió torpemente. No esperaba esa repentina muestra de afecto, pero le gustaba, así que terminó por deslizar sus manos por la espalda de la rubia.

"Lo has conseguido" dijo Emma con la nariz hundida en el cuello de Regina. "Estoy muy orgullosa"

Regina soltó una pequeña risa y se separó de la rubia.

"No es para tanto" contestó tímidamente.

"Claro que sí, solo llevamos 4 días viviendo juntas y ya casi dominas tus poderes" explicó sonriente.

"¿Casi?" preguntó sorprendida, creía que ya habían acabado.

"Sí, bueno... puede que haya hecho una lista" Emma sacó la misma libreta en la que días antes había apuntado que asuntos tenían que solucionar. "He estado investigando y he llegado a la conclusión de que existen cuatro emociones que desestabilizan a una persona: arrepentimiento, euforia, tristeza y miedo" explicó Emma señalando con el dedo en la libreta. Regina observó cómo las palabras arrepentimiento y euforia estaban marcadas con un tic. "Al enfrentarte la muerte de tu padre superaste el arrepentimiento, al contarme la historia detrás de la manzana envenenada has superado con creces la euforia, ya puedes sentir esas emociones sin hacerlo todo estallar. Sólo queda que te enfrentes a la pena y al miedo"

"¿Y qué quieres que haga respecto a eso?" se encogió de hombros y se levantó del tronco. "Deberíamos ir a casa, Henry no tardará en llegar"

Emma se levantó y ambas comenzaron a caminar hacia la mansión de Regina, pero la rubia no acabó con la conversación.

"Regina, sé que no te gusta que diga su nombre pero... creo que de pena deberías enfrentarte... a su muerte..." musitó Emma temerosa, jugando con sus dedos.

"Puedes decirlo" soltó Regina. "Siento haber reaccionado así la última vez, puedes decir su nombre"

"Esta bien, creo que deberíamos hablar de la muerte de Daniel"

Oír ese nombre fue cómo una punzada en el corazón de Regina, que cerró los ojos con fuerza. Emma lo percibió y, sin dejar de caminar, la cogió de la mano. Regina estrechó su mano y abrió los párpados, iba a ser más difícil de lo que creía. Nunca había hecho frente a sus emociones sobre el fallecimiento de su Amor Verdadero, nunca había aceptado que había muerto y que no iba a volver a verle. En su lugar decidió hundirse en una espiral de odio y venganza, para evitar pensar en él. Y lo consiguió durante muchos años, pero ahora no podía retrasar más lo inevitable, tenía que superarlo. Se lo debía a Daniel y se lo debía a ella misma.