Capítulo 6

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Narra: Reina.

-Cariño-mi madre me da una sonrisa para así correr así donde se encuentra una chica.

Esto parece un caus total, hay personas de aquí para allá con cientos de documentos en mano. Casi todas las oficina se encuentra cerrada, ciertamente eso no me importa.

Pero había una que simplemente me llamaba la tensión. Es como si me llamará, no se si me explico.

Yo me acerco un poco a ellas, y cuando ya estaba apunto de adentrarme a la oficina.

-Reina-yo me doy la vuelta y miro a mi madre con nerviosismo.

-¿Si?-amo demasiado a mi madre.

Pero conocía perfectamente su manera de ser cuando se encontraba en el trabajo, desde que era muy pequeña me ha dicho que no se puede demostrar debilidad en el trabajó. Mi madre no es la clase de mamá que muestra mucho afecto, pero cuando está en su papel de trabajo. Con un poco de suerte me sonríe.

- No entres a esa oficina. Ven, te quiero presentar ha alguien-me indica.

Yo sólo asiento decepcionada. Realmente deseaba saber que era lo que se escondía en esa oficina, yo me acerco a ella y mi madre me pone en frente de ella.

-Reina. Ella es Xenovia, mi nueva secretaria.

-Mucho gusto. Reina Dubois-me presento con una gran sonrisa y extendiéndole la mano.

-El gusto es mío señorita Reina-me dice está tomando mi mano y dedicándome una sonrisa.

Xenovia me caía bien, me daba buena espina en realidad. Había algo en ella que me hacía confiar.

-Nadie debe entrar a mi oficina si yo no estoy. Nada puede salir de mi oficina, ni siquiera un rastro de polvo. Sólo Reina y mi esposo podrán tener acceso a la oficina.

-¿Me mencionaban?-mi padre llega de la nada.

Yo le doy un gran abrazo, el se acerca a mi y besa mi frente con ternura. Se acerca a mi madre y le da un beso en la mejilla.

-Necesitamos hablar-le pide.

-Okay.

-¿Pero lo nuestro?-Ella me mira con atención.

Y con un poco de confusión.

-¿Lo Olvidaste?. ¿No es así?-pregunto con tristeza?.

Comprendo perfectamente que están trabajando. Pero también deben de comprender que no tengo ha nadie aquí, mi vida entera está en Italia. Aquí ni siquiera tengo amigas o algo parecido, si.

Me encantaba venir a Nueva York, pero sólo de vacaciones. Nunca para vivir aquí.

-Olvidalo-yo sólo me marchó.

Decepcionada de lo que es mi vida en este lugar. Quizas deba seguir el consejo de ese señor, mañana empiezo el Instituto. Quien sabe, quizás las cosas mejoren.

Narra: Jesse.

-¿Se puede saber adonde estabas?. Magdelain me ha estado llamando para saber adonde estabas. ¿Acaso sabes la vergüenza que pase al no saber adonde estaba mi esposo?. ¿Acaso piensas que te puedes ir así como si nada sin decirme nada?. ¿Acaso olvídaste que tienes una familia con migo?. Eres una gran mierda. ¿Como puedes hacerme todo esto?.

Cada vez la soportarba menos.

–Contestame maldita sea.

–¿Será que puedes dejar de ser tan grosera. Maldición, soy tu puto esposo. No tu hijo, el cual puedes darle órdenes–mi paciencia se había esfumado. Y era sencillo.

No podía con todo esto. Y cuento estaba apunto de tirar la toalla, escucho ese chillido que me suplica que continúe asia adelante.

–¿Y Rey?–me parecía insensato que dejara a nuestro hijo de cuatro meses solo.

–Lo sabrías si solo pasará más tiempo con nosotros.

Ignoro sus estúpidas palabras. Camino lo más rápido posible a la habitación de mi pequeño. Y lo saco con el más sumo cuidado de su cuna.

–¿Y?. ¿Acaso no me dirás adónde estabas?–cada vez la soportarba menos.

–Estaba pensado.

–¿Sobre que?. ¿O quién?–no podía creer lo inmadura que podría llegar hacer.

–Ana trabaja con nosotros en la agencia.

–Que. ¿Como?. Eso es imposible. Jesse. ¿Como puede ser eso posible?–me pregunta realmente alterada.

–Es sencillo en realidad. Su esposo, tiene mucho poder. Son propietarios de unas de las acciones de la agencia. Así que si puede ser posible.

–No. Eso jamás. ¿Acaso permitirás que esa mujer te lo arrebate todo?.

Habían pasado tantos años. Antes podría asegurar de que Ana Flores era completa y totalmente inofensiva, que no tenía el intelecto suficiente como para tener el control de arrebatarme todo. Su nivel de intelecto no era muy alto, y su nivel económico era algo básico. Pero las cosas han cambiado, ya no somos los mismos que éramos hace diez años.

Su mirada a cambiado de una manera tan increíble y a la misma vez. Tan escalofriante, es una mujer que se marchó hace muchísimo tiempo. Nos hicimos daño mutuamente, y ahora. En este momento ya no se lo que sucederá, ya no soy consciente de lo que es capaz de hacer o qué tan lejos puede llegar.

–Debes sacarla de hay ahora mismo–habeses me preguntaba si Nora se así tan estúpida o realmente era si de idiota.

–Veo que tus neuronas le están costando trabajo entender esto. Nora, Joshua Dubois es una persona muy influyente. Es dueño de una pequeña parte de la agencia...–ella solo me interrumpe como de costumbre.

–Me importa un comino si es el rey de su país. Debes destruirlo.

Simplemente veia tan inútil explicarle las cosas, creo que sí las explicó. Acabará diendose aun más a Jumanj.

–Deseo que saques esa mujer ahora mismo.

–Eso es imposible. Es inútil intentar hacer algo como eso en estos momentos–deseaba que comprendiera la situación.

Pero se trataba de Nora. Dios, creo que te pido mucho cuando te suplico que le des un poco de inteligencia a esta mujer.

–¿Realmente permitirás que esa mujer te quite todo?. Por que todo esto es tuyo, ella viene a destruirte. Así que yo como tú, empezaba a elidiar un plan–ella me quita a Rey de las manos y se lo lleva con ella.

No podía destruir a una persona con tanto poder. Por lo menos, no podía son no conocerlos muy bien.

PerfeccionistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora