𝐍𝐘𝐂𝐓𝐎𝐏𝐇𝐈𝐋𝐈𝐀 ; 𝐛𝐚𝐣𝐢𝐟𝐮𝐲𝐮

#O16 ; money & smoke

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One God, Three Kings ; part 6

(kokonui view)

El alfa de ojos azabache encendió su cigarrillo una vez salió del recinto, pues toda la función dada durante la junta solamente le hizo estresarse, más que nada por el sobre trabajo que tendría a partir de ahora, así que salir a fumar un rato era muchísimo mejor que quedarse a soportar una charla con su jefe y los demás miembros que administraban los clubes.

Su tranquilidad se vio interrumpida cuando escucho como un chico de flequillo tintado discutía con el guardia en la puerta, llamando su atención, pero dado que en su mente siempre había una sola cosa importante tuvo una idea que le hizo acercarse al muchacho.

— Oi, amigo mío hace mucho que no te veía. — el recién llamado volteo a verle con confusión. — ven hablemos un rato, cuéntame todo lo que has hecho en estos años.

Y así se lo llevo un poco alegado del lugar, lo suficientes para no ser escuchados.

— ¿Quién demonios eres?

— Soy la persona que puede hacerte entrar si tanto así lo deseas.

— ¿Cómo mierda lo sabes? y... supongo que eso te beneficia de alguna forma.

— Tranquilo, no tienes porque hablarme así. — le sonrió de forma sarcástica. — obviamente todo tiene un precio en está vida... — creó un ímpetu para que el adverso le diera su nombre.

— Kazutora, ¿cuánto quieres?

— 10,000... dólares.

El beta de ojos amarillos obviamente se negó, pero al final de un rato termino cediendo de mala gana, enterándose de que el hombre con quién hablaba era nada más y nada menos que el famoso Hajime Kokonoi, conocido por ser alguien sumamente importante en el bajo y alto mundo, llegando a liderar empresas enteras ya sean totalmente legales o no. Para su mala suerte ya se había involucrado con el hombre, pero esperaba que ese fuera su primer y único encuentro.

Por su parte, Hajime simplemente sintió un poco de nostalgia pues así era como antes ganaba dinero de manera fácil cuando era adolescente, aunque ahora le era incluso más fácil por todas las acciones que manejaba, sin embargo era más estresante. Realmente necesitaba un respiro antes de sofocarse en tanto trabajo, pero no podía mentir, disfrutaba ver como sus cuentas bancarías suban más su cantidad de ceros.

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Su presentación terminó, dejándole con ligeras gotas de sudor recorriendo su frente, el rubio bajo del escenario siendo seguido por montones de ovaciones a su persona por el esplendido show.

— ¡Inupi, cariño!, ¿qué te parece ir a tu camerino? — dijo un hombre claramente mayor que el oji-verde por varios años. — Prometo que esta vez te pagaré el doble que la vez pasada.

— Lo lamento, cielito... — dijo con "dulzura", pero solo para cambiar su tono de voz a su típico más grabe y serio. — La última vez me prometió pagarme y aparte unos nuevos tacones, ¿y donde ve ese nuevo par de zapatos?, ¡en ningún lado!, igualmente el día de hoy no daré esa clase de servicios... pero si quiere volver a acostarse conmigo o siquiera dirigirme la palabra, cumpla su parte del trato, ¡idiota!