𝐍𝐘𝐂𝐓𝐎𝐏𝐇𝐈𝐋𝐈𝐀 ; 𝐛𝐚𝐣𝐢𝐟𝐮𝐲𝐮

#OO1 ; naotake + kokonui

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— Hina, ya llegue. — saludo un Hanagaki alegre llegando a la cafetería, lugar donde trabajaba Hinata Tachibana, su actual mejor amiga y ex. 

— Oh, Take, bienvenido, espérame unos 15 minutos y ya nos vamos.

— Claro pero, ¿por qué tanto tiempo?

—  ¿No te lo dije?, Naoto acaba de ingresar a nuestra universidad y comparte dos edificios con nosotros, de hecho creo que estará contigo en tu clase de Literatura Histórica. — dijo la de pelo rosado mientras se encargaba de atender y preparar una bebidas.

Solo con escuchar el nombre del menor de los Tachibana le puso los nervios de punta, estaba seguro que Hina no le había contado de ello y eso provocaba que su corazón se alterará, pues imaginarse a su actual "crush" compartir edificio y clase con él era algo que jamás se hubiera cruzado por su mente. Dejando de lado sus crisis mentales, simplemente se dispuso a esperar a Hina para ir a la universidad, pues ya era una costumbre que todos los martes, jueves y viernes pasara por ella al trabajo pues compartían el horario de clases a las mismas horas en esos días.

Diez minutos pasaron exactamente cuando el tintineo de la puerta siendo abierta y una silueta muy conocida se hicieron presentes en el lugar.

— ¡Naoto, por aquí! — llamó Hina a su hermano menor, para después sacarse su delantal de la cafetería, se despidió de Emma quien cubre sus turnos cuando se va a clases y se llevo a los dos pelinegros del brazo, estando ella en medio rumbo a la universidad.

Una vez los tres llegaron se dirigieron al primer edificio que compartían, justo el de literatura, donde Hina se quedaba en un salón de la planta baja mientras que Takemichi y Naoto subían hasta uno de los salones entre los pisos más altos.

El trayecto era bastante silencioso, bien era cierto que se conocían desde que el beta fue novio de la Tachibana mayor, habían tratado algunas veces, platicado y coincidido siempre por medio de Hinata, pero aunque no le vea tan seguido, no fue un detenimiento para que Takemichi le llegara a gustar Naoto, aunque claro se encontraba muy temeroso de sus propios sentimientos.

Pero entiéndanle, para empezar le fue terriblemente difícil aceptar que le gustaba el otro pelinegro por el hecho de ser el hermanito menor de Hina, aunque solo era menor por dos años, llego a verlo crecer y convertirse en todo un hombre hecho y derecho. Pues para su edad, Naoto se había convertido en un chico con un porte serio y muy maduro, puede ser porque su carrera iba rumbo a su sueño de ser detective a comparación de Hina y Takemichi, quienes iban por periodismo y literatura.

— Takemichi. — le habló el Tachibana, espantándolo por escuchar repentinamente su voz y sacándole una ligera sonrisa al menor. El recién mencionado por su parte se alerto por ya haber llegado al salón de clases sin darse cuenta por culpa de sus miles de pensamientos.

— ¿Qué sucede, Naoto?

— Sé que tanto tú como yo tenemos una hora libre después de esta clase, ¿crees que podamos hablar un rato... juntos?

El beta pelinegro se sorprendió por sus palabras, si no había cruzado palabra con él en todo ese trayecto, pero quería hablar justo después de clases. Asintió ante la pregunta, diciendo un; "Claro, Naoto, sin ningún problema, sabes que también soy tu amigo", lo que fue una clara auto-puñalada a su corazón por autonombrar su relación como solo una amistad. Después de eso Naoto le sonrió ligeramente, Hanagaki no sabía si sentirse alertado por lo suave y confusa que fue esa sonrisa o porque el rostro del otro pelinegro le pareció ser mil veces más bello.

Las dos horas de clases trascurrieron normal, si a normal se refiere que el beta se la paso viendo a Tachibana a lo lejos, pues el pelinegro mayor estaba en una de las bancas al fondo del salón de clases, mientras que el oji-azul menor se encontraba en una de las sillas delanteras y al lado de la ventana. Takemichi en esas horas de clases solo podía pensar en lo bien que se veía Naoto, vistiendo siempre de forma elegante, teniendo un vocabulario amplio y educado, sus facciones eran serias y un poco rígidas. Ahí fue cuando Hanagaki se preocupo.