. 8

941 107 12
                                    

Defraudados.
Era como probablemente los estaba dejando a todos ahora mismo en Egipto.
Todo camino pocible a tomar parecía el correcto y el incorrecto a la vez.
Su corazón empezaba a desesperar.

--Rah...Dios Rah, ayúdame, que busco al descendiente de tu sangre, Horus, pero el camino...parece interminable-- la falta de aliento por la desesperación lo deja agotado.

--...Dios Rah, señor, déjame llegar a él-- *porfavor...
¡Perdí tanto tiempo y ahora no puedes simplemente ponerte a dormir Bek!*

Con los pasos torpes y deseosos de parar, se arrodilla en la arena en busca de por lo menos unos segundos de descanso. Su cuerpo estuvo inconsciente por horas pero de igual forma el cansancio físico y mental parecen ganar en la lucha por cerrar sus párpados. La temperatura que se eleva a cada segundo no ayuda realmente, puede ver su sombra al tocar la arena y la envidia pues ella se refugia bajo él del abrasador sol en el cielo.

Para no quedar dormido mientras cierra los ojos, cuenta cada respiración que da, siendo esta, al cabo de unos largos segundos, la única cosa que siente ahora. Pero un repentino viento ligero lo saca de su concentración, se lleva todos aquellos pensamientos que lo detenían, los que lo desesperaban y los que lo distraían.

*extraño* pensó
Noto qué su cuerpo se hizo ligero, tan ligero que no parecía suyo, se levantó viendo al orizonte, donde el sol terminaba de ocultarse.
Pues inevitablemente el tiempo había transcurrido y sin notarlo había permanecido perdido en su respiración...por horas.

Se sentía tan bien, sentir tranquilidad.
No se sorprendía por no estar preocupado ante el paso veloz del tiempo, e incluso menos no puede importarle ahora que camina sereno.
.
.
.
Al llegar la noche podía ver a lo lejos las luces de las antorchas encendidas de la cuidad. Colocó la mano frete a sí y con los dedos contaba lo que le faltaba.

--dos horas...solo dos horas--

Su cuerpo recuperó el peso al tiempo que perdió la fuerza y la realidad llenó su mente de preocupaciones, haciéndolo desviar la vista al cielo Egipcio nocturno, espectando la belleza que ante sus ojos se volvía borrosa y más oscura.
Es este momento, la arena se sentiría como una acolchada cama y el gélido viento como una cálida manta para cualquiera y Bek no sería una excepción.

.....

--Haaaaa Ahhh, Haa AHH CG-- una pesadilla, de las que le atormentaba siempre en el palacio, se cuela por sus sueños ahora en el viaje, causando que el pobre Bek despierte entre sudor y gritos, los cuales fueron callados por el ardor en su garganta debido a la falta de hidratación.

--mierd...arg.-- volvía a tocer.

Se levanta y empieza nuevamente a caminar, ahora que estaba tan cerca no se rendiría solo por sed.
Llegó antes de lo que esperaba, pero eso no habría sido suficientemente animate, se tensó, pues recordó el sueño que había tenido.
Intentaba convencerse de lo normal que es que los ciudadanos de un lugar se queden observando, sea por curiosidad, desconfianza u otra cosa, a cualquier extranjero, visitante o minúsculamente desconocido que ande por sus tierras. Sin embargo el recuerdo vivido de las manos ajenas sobre él lo ponían rígido a la idea de proximidad.

Al irse adentrando más, ya era imposible intentar ignorar las miradas urañas.

--niño...¿que pasa contigo?...-- El viejo hombre apoya la mano sobre el hombro de Bek para hacerlo girar hacia él.

--..ah?...-- *¿porque se acerca de repente? ¿Querrá robarme algo? ¿Porque no puedo decir nada?*

--...que traes rostro de muerto y la ropa rasgada- lo observa con molestia y bufa antes de girarse hacia una casa a su espalda --¡¡¡JEPRI!! ¡Trae agua mocoso¡--

*!AGUA! es cierto, no eh bebido nada desde el asalto hace mas de un día bajo el ardiente sol*

Recordarlo lo hacía sentir seco, la garganta volvió a arderle como el infierno y sentía que todo giraba alrededor.
Sin darse cuenta comenzó a caer, tampoco es que le importara mucho pues sólo observaba desesperado la entrada a esa casa, de la que hace unos instantes una respuesta de voz inmadura e inentendible para él, fue gritada hacia el hombre que lo sujetaba notablemente despreocupado.

--Aquí, toma papá-- un jovencito no más de 14 años sale del lugar, delgado y oscurecida piel por el sol. --Ha! !Hola! Vienes a ver al...-- el niño que animadamente se había acuncliyado para hablarle fue interrumpido.

--ya vete ¡¿no ves que esta cansado?!-- ante esto el pequeño se marcha corriendo entre risas con otros niños que miraban desde la casa.

EL hombre le entrega el vaso y Bek lo toma de inmediato.
--tranquilo, tranquilo que nadie ta va a quitar el vaso jajajaja--acuncliya su lado.

--Parace que tuviste un pésimo día...y eso que apenas está comenzando, vienes del Alto Egipto ¿no es verdad?, hay unos cuantos grupos de ladrones en esos desiertos, jejeje y veo que te topaste alguno-- suspira

--mmm en fin, supongo que hiciste este viaje, al igual que todos...
para ver a Horus--

Consuelo para su corazón (actualización lenta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora