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De inmediato Bek abrió los ojos con sorpresa e intentó, lo más que pudo, formular una pregunta mientras se atragantaba con el agua que bebía.

--dónde...- toce -dónde está EL!!!? -- el inesperado grito proveniente de su garganta ocasiona mayor desgaste en él, haciendo que vuelva a caer poco después de haberse levantado.
Respiraba agitado.

--estás de suerte...-- dijo el viejo, que lo observa dubitativo en si tocarlo por su apariencia de ebrio --El está aquí, llegó hace 3 días y poco más pero...--

Bek corrió apenas oír eso, corrió por todo el camino recto de esa calle, debía encontrarlo, necesitaba hacerlo, pero las calles de arena se tragaban sus pies como fango, las paredes de las que se apoyaba para lograr tomar impulso y dar un paso más se volvían endebles, de tela. y además de todo, parecía solo correr en círculos, las personas chocaban contra su cuerpo como si no lo vieran venir en el camino, ellos no se hundía como lo hacía él y al verlo empezaron a reír como si de un chiste se tratase. Intentaba gritar, mandarlos a la mierda, maldecirlos y empujarlos, pero su cuerpo no obedecía a su mente. No importa, mientras pudiera correr, no importaba nada.

-¡Beck!- de la multitud, una vieja voz gritó su nombre, sin lograr hacerlo parar.
--¡¡BECK DESPIERTA!!--

*¿despierta?*

--HAAAAAAA!!!-- gritó siguiéndole una profunda inhalación que lo haría sentarse de un salto en su sitio.

--ey hey hey-- calmaba la voz de un hombre

--QUE?! Que..dond...donde est-- sus ojos desvariaban de un lugar a otro intentando identificar algún riesgo, la vez que su mente buscaba algo conocido de lo que aferrarse y encontrar la calma ante las incongruencias de los últimos días, pero la precipitación reciente no lo dejaba hablar.

Ya luego de unos segundos, observó atentamente alrededor, intentado de alguna forma desesperada y poco factible entender lo que estaba sucediendo.
Sus manos se formaron en puño, sintiendo con la palma un osco tejido, paredes descuidadas, el sonido de los insectos, la luz filtrándose por ciertas partes, telas colgantes de seda barata...una cama en la cual estaba.
*¿cuando...?*

--¿que aa--se detuvo un momento al notar el temblor en su voz y trago duro, pues temía la propia pregunta que saldría de su boca en tan solo instantes --¿Cuánto tiempo ha pasado?-- la pregunta brotó lenta y tortuosa.

--ahh, oh niño, te desmayaste en el pórtico de mi hogar...ayer durante el sol--

Beck lo observo por unos segundos sin reacción alguna, quizá el insoportable calor nubló más de lo esperado su juicio sus oídos sólo escuchan el eco de su cobardía repitiendo lo que teme... No, definitivamente dijo eso.

--¿DÓNDE ESTÁ?--
Después de varios años en la cabeza del imperio uno se acostumbra a que las peticiones poco a poco se conviertan en exigencias, como en este momento, que la pregunta salió de la boca de Bek de forma rasposa y demandante hacia el hombre que lo ayudó desinteresadamente y de buena voluntad, sin embargo no es momento de preocuparse por eso.

El hombre que yacía expectante al lado de su cama mostró una expresión desconcertante para él.
                          

                           Lástima.

--Partió en la mañana...temo que no quiere ver más ad...-- habló sin más pero el joven dejó de oírlo.

*Él ya no está aquí.*
Los jadeos de profunda preocupación giraban en su cabeza, colisionando con muchos otros pensamientos y causándole severos dolores que apenas poniéndose de pie lo hicieron casi caer de rodillas, al parecer presionar sus cienes con las palmas de las manos era cada vez menos efectivo a comparación de los años anteriores, vio por el rabillo de los ojos hacia la puerta  de ceda, la luz se filtraba y las sombras pasaban.
Si el buen hombre a su lado que persiste en sostenerlo decía la verdad entonces quizá Horus no estaba tan lejos de esa ciudad todavía. Puede alcanzarlo.

--no tengo mucho....uggg-- el dolor era punzante --pero, esta tela...-- dijo tomando su rasgada camisa de lino fino y quitándose la ya quedando en el camisón interior blanco y semi rasgado que ya de blando casi no tenía nada-- aún en este estado t-tiene un valor considerable-- terminó por entregársela para emprender marcha fuera del lugar.
No dejó tiempo al hombre a responder, o siquiera de detenerse él mismo a preguntar su nombre, a presentarse o mostrar adecuadamente su gratitud como hubiese hecho en otra situación, simplemente salió a un paso apresurado, dejando  a su espectador anonadado y definitivamente cohibido.

Consuelo para su corazón (actualización lenta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora