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- No te dejo ni siquiera un día con mi hermana y pasa esto - Kakashi me hablaba en un tono tan serio que creí que iba a matarme aquí mismo - ¿Cómo pudiste? - se acercó a mí para jalarme desde el cuello de la camisa, no opuse ninguna clase de resistencia, solo desvié la mirada - Te juro que cuando la encuentre no podrás volver a verla - dijo sobre mi cara casi en un gruñido.

- No sea tan duro con él - le interrumpió Naruto - Los tres estábamos ahí - bajó la mirada, mientras apretaba los puños - También fue mi culpa.

- Tú mejor ni me hables - escupió enojado, antes de salir del lugar para hacer unas llamadas.

- Vaya humor - rio Madara de manera sarcástica desde una esquina, estuvo escuchando todo el tiempo.

No quise decir nada, no había nada que decir en realidad. Mi cabeza daba  mil vueltas, aunque hacía mi mejor esfuerzo por mantenerme en calma, o al menos eso intentaba demostrar. Me sentía culpable, se la habían llevado frente a mi nariz y ni siquiera me di cuenta, lo peor era que no podía encontrarla, ya no tenía rabia, sino miedo de lo que pudieran estar haciéndole y pánico a perderla a ella y a nuestro futuro bebé.

Estábamos en uno de los almacenes de Madara, ya que habíamos decidido no hacer más movimientos, era más que obvio que Kabuto ya conocía de ante mano nuestros planes, seguir con ellos solo le haría las cosas más fáciles.

~ Narra ______~

No pude dormir más de un minuto seguido, la noche estuvo demasiado fría y no tenía nada con que taparme, además tenía muchísima hambre, solo había comido unas cuantas galletas que había traído Orochimaru, esto no era sano para nosotros.

Como si mi estancia aquí no pudiera empeorar necesitaba ir al baño de manera urgente, traté de pararme e ir hacia la puerta, pero fue inútil, intenté gritar pero nadie escuchó, o tal vez vez si y solo me ignoraron. Como sea, tenía que hacer algo o me orinaría encima en cualquier momento, traté de zafarme con todas mis fuerzas pero lo único que conseguí  fue hacerme daño en mi pie sano, comenzaba a ponerse morado, ya que ahora la cuerda apretaba aun más, esto no tenía buena pinta.

- Con que ya te has cansado - con todo el ruido que hice no noté que él ya estaba ahí dentro.

- Por favor necesito ir al baño - dije en tono de suplica.

Se acercó para liberar mi pie y frunció el ceño al verlo tan amoratado, cortó la cuerda que me ataba a la cama y rio fuertemente.

- No es necesario que vuelva a  atarte - habló entre risas - no creo que puedas llegar demasiado lejos en tu estado - añadió  de manera burlona y yo solo bajé la mirada, tenía tantas ganas de gritarle y responderle, borrarle esa estúpida sonrisa de la cara, pero debía mantener la boca cerrada si quería mantener la integridad física mía y de mi bebé, él era un sujeto de cuidado.

Orochimaru me obligó a caminar hasta las escaleras, una tarea bastante difícil y muy dolorosa, si seguía así jamás sanaría. Cuando llegamos a las escaleras se arto de mis quejidos y me cargó de mala gana sobre su espalda, era muy brusco. Cuando llegamos al baño , me lanzó sin ningún cuidado.

- ¿Podrías dejarme sola? - pregunté en un hilo de voz al notar que él permanecía junto a mi ahí dentro, pero solo me respondió negando lentamente con la cabeza con una mirada extraña, de solo verle se me helaba la sangre - ya veo - susurré en voz baja.

Fue muy incómodo orinar frente a él, estuvo completamente atento a cada uno de mis movimientos, desde que comencé a bajarme los pantalones, hasta que llegó el momento en el que tuve que limpiarme, ojalá me hubiera tragado el inodoro en esos momentos.

Las horas pasaron lentas y silenciosas, Orochimaru no era de muchas palabras pero al  menos no volvió a ponerme una mano encima y me había alimentado de una manera más decente.

No había vuelto a aquel húmedo y oscuro sótano, por lo que al dar un vistazo por una de las ventanas pude notar que seguía en el bosque, estaba en una pequeña cabaña, en un cuarto con solo una cama, pero esta al menos tenia mantas y sábanas, se veía bastante cómoda a decir verdad. Me acomodé sobre esta e intenté dormir, pero lo único en que podía pensar era en que estaba más que asustada, temía por el futuro mío y de mi bebé, quería ver a mi hermano ya Shisui, quería sentirme protegida y querida. ¿Qué me haría Kabuto cuando llegase? Eran tantas cosas que ni si quiera sabía por donde comenzar a preocuparme. Estaba al borde de las lágrimas cuando la puerta de la habitación se abrió, dejándome atónita, era la última persona que esperaba ver.

- Cuánto tiempo sin vernos - me regaló una sonrisa y me guiñó un ojo.

- ¿Qué haces aquí? - interrogué de manera seria.

- Tranquila corazón - dijo sentándose junto a mi, traté de ponerme en pie, en un intento por alejarme de él, pero fue inútil, me rodeo la cintura con una de sus manos y me obligó a sentarme sobre su regazo - Cuando pones tu cara seria eres idéntica al colmillo blanco - susurró con voz grave sobre mi rostro.

- No metas a mi padre en esto y no me toques - chillé cuando su mano se posó en mi bajo vientre, cerca de mi intimidad - suetame - me removí incomoda sobre su regazo, trando de alejarlo de mi con desesperación.

- Comportarte _______ - advirtió con un semblante frío, mientras me apretaba el muslo con su mano, tanto que creí que dejaría sus dedos marcados - muy bien - sonrió con arrogancia para luego acercarse a morder mi cuello con fuerza, eso dolió muchísimo, tanto que pequeñas lágrimas escaparon de mis ojos. Luego de eso me empujó sobre la cama y se fue sin decir nada.

Mientras me acomodaba le escuché hablar con Orochimaru, también encontré un pequeño pedazo de papel.

Confía en mí, estoy de tu lado, pero no podemos levantar sospechas.
Pd: perdona la mordida.
-Sasori-

El leer eso me tranquilizó un poco, al menos no estoy sola. A penas terminé de leer aquella nota la rompí en pedacitos y los guarde en mi calcetín, no podía arriesgarme a que la encontraran.

Luz y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora