Capítulo 3

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La avaricia ante que la felicidad.

—¿Te sientes bien?

Sara, una de las empleadas más jóvenes me trajo una taza de té.

Tenía 21 años recién cumplidos. Era alta, podría decir que 1;65. Piel morena, ojos miel, cabello corto ondulado y labios pequeños. Transmitía una hermosa vibra y era ella con la que más pasaba palabras pero eso era peligroso así que solo decidí callarme para no ponerla en riesgo.

— Quiero ayudarte a salir de aquí— me susurró, tan bajo que salió como un suspiro.

No dije nada mientras acomodaba mi cama para dormir.

— Thomas, no está. Salió hace una hora.

No la miré  creyendo que así notaría que no quería hablar con ella,  pero fue en vano.

— Hanna…

— Shh, Sara— me llevé el dedo índice al labio y asomé la cabeza por la puerta para ver si no había nadie— ¿Quieres qué te maten? Suficiente tengo con la muerte de tu abuela como para también ser la responsable de la tuya.

Su abuela fue aquella mujer que mató, Thomas después de a verme defendiendo de una golpiza. Su muerte fue algo que me afectó y no me imagino el dolor que sintió Sara siendo ella su nieta y por eso y por mucha más razones intento no hablar con ella. Primero porque, la culpa me carcome. De no a ver sido por mí, su abuela seguiría viva y segundo; Si Thomas, sospecha que Sara intenta ayudarme no dudará en matarla y estoy cansada de que lastimen gente inocente.

Bajó la mirada llena de nostalgia y luego habló — Mi abuela sabía a lo que se enfrentaba. Ella lo único que quiso fue sacarlas de aquí. Solo déjame ayudarte; dentro de tres días es la fiesta de cumpleaños del jefe. Ese día votarán la casa por la ventana, Thomas va a estar muy concentrado en sus invitados y en pasarla bien, allí podrás salir con tu hermana…

— ¿Y cómo se supone que salga? Le digo a unos de sus matones; “Oye, me escapare no le digas nada a tu jefe” luego le sonrío y me voy dando saltitos hasta el atardecer, ¿no?— Bufo— Esto es una tontería…

—¿Tontería?— dice ofendida— Tontería es lo que quieres hacer tú. ¿Crees que no te he visto merodeando la mansión? Se que estas buscando el momento perfecto para escapar y déjame decirte que el momento perfecto es la fiesta.

Suspire rendida— Bien— alce los brazos vencida— ¿Cómo se supone que vamos a salir?

— En el camión de alimentos. El primer camión llegará a las cuatro de la mañana, a esa hora todavía estarán festejando.

Thomas, para que sus empleadas no salieran pagaba un camión de carga para que trajeran su propios alimentos.

La fiesta iba a seguir quizás por uno a dos días. Siempre era así.

— ¿Y qué pasará con mi madre?— la observé, sus hombros se tensaron.

— La señora Jessica, siendo sincera no creo que vaya contigo. ¿La has visto? Feliz, radiante. Como si vivir con un mafioso fuera lo más normal del mundo. Ni siquiera sabe lo que pasa contigo.

Y quería decirle que se equivocaba, que mentía. Pero mi madre ya no era la misma. Solo le importaba su buena vida, sus lujos, sus viajes. No quería ver más allá de los ojos de Thomas y eso, eso era lo que me dolía más.

— No puedo dejarla sola con ese hombre…

— ¿Y dónde está ella, Hanna? ¿Está acá con ustedes? ¿Te ha creído lo que le haz dicho? No. Tienes que pensar en Xiomi, porque cuando Thomas se cansé de ti irá por ella y cuando se cansé de las tres, las matara.

Después del Dolor[En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora