Capítulo 5

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Hanna Collins.

Intentaba reconocer lo que había a mi alrededor ya que la luz era muy molesta para mis párpados. No recordaba nada, solo que estábamos en una carretera solitaria. Intenté levantarme, fue tan rápido que el seno y la pierna vibraron del dolor.

— Demonios—. Gruñí.

¿Dónde demonios estaba?

¿Dónde está mi hermana?

Me quité el suero que tenía en mi brazo y baje de lo que parecía una cama.

¿Cama?

Miré a mis alrededores y esto no era un hospital, así que la alerta de supervivencia hizo que me pusiera en guardia.

Tomé la aguja que tenía en el brazo, y si me tenía que defender de alguien le clavaba esto en un ojo.  Soy mala lo sé.

Tenia una bata puesta, pero para ser esta una casa, tenía tratos médicos. Sin darle más vuelta al asunto salí de la habitación, y rápidamente vi la escalera de la planta baja.

Era un casa humilde, no era como la mansión de Thomas. Se sentía cálido el hogar y los colores pasteles hacia que el lugar fuera más acogedor.

No sé escuchaba nadie, y eso me estresaba aún más.

Pase por la sala hasta que escuche murmullos que eran provenientes de la cocina, eso suponía yo que era.

Vi a mi hermana hablando con una señora de cabello rubio y eso me alertó.

—Xiomi— caminé hasta a ella, me puse como escudo y le apunté a la señora con la aguja—. ¿Quién es usted y que hago aquí?

Me escuchaba paranoica, por lo menos tuve que decir gracias pero no era el momento porque no sabía quién rayos era.

— Hanna...— hablo Xiomi.

—Shh, tenemos que irnos de aquí —. Le dije sin apartar la vista de esa señora.

— ¿Sí?—. Preguntó la señora volteando unas tortillas— ¿Y a dónde piensas ir?

— Eso no es asunto suyo—. El hecho de que haya ayudado no implica a que debía confiar en ella.

En la situación en la que me encontraba no podía confiar ni en mi propia sombra porque cuando el atardecer se ocultaba la sombra desaparecía.

— Necesitas medicación, reposo. Tu pierna tiene los puntos frescos el igual tu seno—. Añadió.

— No confío. ¿Quién es usted?

Ella se dio la vuelta mirándome con una sonrisa y sus ojos color café destilando un brillo muy particular.

— Digamos que soy tu hada madrina. No sé porque me juzgas, pero en la situación que se encuentran lo mejor es que comienzes a confiar.

— No respondió mi pregunta. ¿Quien eres?

— Me llamo Helena Lenox, tengo caurenta y cinco años,
soy odontóloga pero también estudié primeros auxilios—. Sonrió — De nada.

— ¿Dónde está el bolso? — le pregunté a Xiomi.

— Abajo de la cama donde dormías—. Respondió Helena.

Le di una sonrisa de pocos amigos.

— No te detendré, si quieres irte allí esta la puerta pero sea lo que sea de lo que te estás ocultando te encontrará tarde o temprano.

— ¿Y a usted no le da miedo eso? Ni siquiera sabe quiénes somos.

— No tengo mucho que perder. Perdí a mi hijo hace siete años, hacia servicios en el ejército, mi esposo dos años después murió de cáncer—. Se encogió de hombros— Mi vida es blanco y gris, del la oficina para la casa y lo único que me recibe es la soledad.

Después del Dolor[En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora