Narrador omnisciente.

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En cualquier parte de Inglaterra.

Hanna, tenía hambre, se sentía débil, cada vez perdía más energía. Y se  comenzaba a preguntar; ¿Cómo saldré  de este camión?

Observó a Xiomi, que por el viaje se había quedado dormida. No sabia cuanto llevaban en el camión pero lo mejor era salir de allí antes de que comenzaran a bajar las papas.

Ella quería descansar, dormir un rato o quizás toda la vida pero necesitaba aliviar el dolor que sentía en el seno y en el muslo. Mientras que ella batallaba con la fiebre que comenzaba a adueñarse de ella en la mansión de Thomas, la fiesta había terminado luego de que Sara,  encontrara el cuerpo de su patrón en un mar rojo de sangre.

Y no es que no lo supiera. Ella lo sospecho cuando vio a Hanna, como la mismísima Carrie, en persona.

El grito de Jessica, se escuchó en la China cayendo su cuerpo de rodillas al lado del cuerpo de su queridísimo esposo.

—¡Nooo!— arrastró la palabra en un desconcertante grito de dolor.

Los matones del difunto, se adueñaron de toda la casa buscando a ver si encontraban al culpable de esta masacre pero obviamente no lo iban a encontrar.

Habían matado al jefe de la mafia de Inglaterra y eso era algo que ninguna mafia dejaría pasar por alto.

La gente de la fiesta aún cuando no tenían sus cinco sentidos en su lugar salieron corriendo de la mansión cuando los tiros se hicieron presente recibiendo así a unos de los hijos de,  Thomas.

Leonard Jones.

Caminaba igual o peor que su padre. Era su copia exacta, pero más joven, mas guapo, más temeroso, con más elegancia, más audaz, más inteligente y siendo el siguiente líder de la mafia de Inglaterra. Se abotono el traje, y peino su cabello con sus dedos para llevar los mechones rebeldes hacia atrás. La típica escena sexy de un tipo sexy como lo es Leonard.

Tenía 29 años de edad. Era el mayor  de tres hijos, pero era el qué más centrado estaba en lo que quería conseguir. Era el orgullo de su padre y ahora que no estaba no lo decepcionaría. Sus otros tres hermanos llegarían en cualquier momento.

El mayor de los Jones, caminó hasta la habitación encontrando la escena que le revolvió el estómago y no porque era débil, si no, por qué le ardía que le pegaran en su orgullo. Y un Jones, se respeta o eso era lo que a ellos le inculcaron y ver a su padre muerto era una polémica para el mundo entero.

Se centró mirando a Jessica, que seguía derramando lágrimas a lo desgraciado y quizás era porque su boleto a la felicidad estaba más tieso que el propio Luke Howland.

— ¿Dónde están tus hijas?— preguntó observando con cuidado  la habitación con su semblante serio y sus  manos en los bolsillos.

Jessica, levantó la mirada viéndolo como si fuera la primera vez que lo ha visto pero no lo era. Hasta que cayó a la realidad y se levantó del suelo, arreglando su vestido verde que tenía manchas de sangre terroríficas y se limpió las lágrimas con el dorso de su mano.

No sé acordaba de sus hijas, la muy maldita.

— No... no sé— Dijo desorientada.

Mientras ella intentaba recordar a sus hijas a unos kilómetros más lejanos se encontraban las Collins. Hanna, bajo del camión lo más rápido posible antes de que notaran su presencia y marcaron rumbo a un lugar desconocido. Las energía se le acababa, la fiebre por la infección de las heridas era cada vez más fuerte. Se apoyaba de Xiomi, mientras que ella batallaba con el peso de su hermana y con el peso del bolso donde llevaban algo de dinero.

— Hay que ir a un hospital—. Aportó Xiomi, en un susurro de cansancio.

La carretera estaba desolada, y el cielo se comenzaba a pintar de un naranja y amarillo mostrando el amanecer. Su primer amanecer lejos del infierno.

Ella negó—. Ellos nos encontrarán.

Estaba asustada, sabía que lo que había hecho era un escape pero también una muerte segura así que tenía que ser astuta y jugar bien las piezas y eso no era un problema para ella ya que era lo suficientemente inteligente para crear un plan.

— ¿Y esa diadema?— preguntó Leonard, cuando la encontró a un rincón de la cama.

Jessica,  la reconoció al instante— Es de mi hija—. Añadió confundida.

— Las niñas no están en casa—. Dijo, Ismael, unos de sus matones.

Leonard, dirigió una mirada tan espeluznante a Jessica que rápidamente su piel reaccionó a esa acción. Ella tragó grueso, sabía que estaba en problemas pero no iba a pagar por los errores de los demás.

¿Sería capaz de traicionar a sus hijas?

Claro que sí, Jessica ya no conocía el amor. La avaricia lleno ese sentimiento y no dejaría perder todo lo que ha tenido por sus hijas.

— No se que es lo que hicieron pero haré que paguen las consecuencias—. Añadió Jessica, viendo el cuerpo de su esposo.

— Búsquenlas, las quiero vivas a las dos—. Tomó la diadema mientras le preguntó a Jessica— ¿Harás todo por vengar la muerte de mi padre?

No tenían que sumar dos más dos para saber quién era la responsable de esto. Leonard, era rápido para armar un rompecabezas.

Ella asintió con el corazón dislocado. Era su vida la que corría peligro.

— ¿Hasta verlas morir por cobro a la muerte de mi padre?

Mientras que Jessica, temblaba del susto y pensaba en que bando seguir la pobre Hanna, había perdido el conocimiento en medio de la carretera.

Xiomi, entró en desesperó. Era una carretera solitaria, y la última vez que paso un auto fue aproximadamente media hora y las ignoró por el aspecto.

Pero obviamente aquí todo podía pasar así que cuando Xiomi, iba a perder las esperanzas viendo a su hermana desmayada un auto se estacionó a su lado.

<<Nos encontrarán>>. Fueron las palabras de Hanna, las que se hicieron presentes en los pensamientos de Xiomi.

Abrieron la puerta, y de ella se abajo una señora. Quizás para los cálculos de Xiomi, no pasaba los cuarentas.

Tuvo miedo cuando la señora se acercó a ella, y se aferró más al cuerpo de su hermana que la tenía en medio de sus piernas.

— Tranquila—. Dijo la señora de cabello rubio, haciendo señas con sus manos para que se calmara— Hay que  llevarla a un hospital.

Xiomi, negó — Nos encontrarán.

La señora obviamente no entendió pero sintió pena ajena y su humanidad no iba a dejarlas allí tirada.

— No te pediré que confíes en mí, pero si no la atienden rápido comenzará a convulsionar y puede morir. No querrás eso, ¿o sí?

Ella negó.

— Esta vía es muy solitaria y muy peligrosa si las dejo aquí ella puede morir y a ti te podría pasar algo.

Xiomi, entendía lo que pasaba a su alrededor no era estúpida pero si tenía miedo porque no sabía si era la mejor decisión pero observó a su hermana y luego a la señora, tenía buena pinta y quizás era buena persona.

Quizás.

Pero su hermana era lo primero así que aceptó, como también Jessica había aceptado que, estaría dispuesta a todo.

Era una batalla, quizás mucha ficción. Porque del lado izquierdo estaba unas de las mafias más importantes de Inglaterra y por el lado derecho solo dos niñas.

Un demonio y un ángel.

Si llegaste hasta acá, no te detengas porque esta historia apenas comienza.


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Después del Dolor[En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora