Paz Rota

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El camino a casa es largo y lejano, sin embargo Al tener todo el tiempo pueden darse el lujo de caminar y observar el lugar donde viven.

La niña camina alegremente, y saludando a todos con una inmensa sonrisa y una alegría que necesitan, levanta el ánimo y la mayoría si no es que todos querían mucho a esa niña y su padre le seguía el juego.

Cada vez que una persona llegaba a cruzar su camino, y la niña hacia muecas graciosas, su padre bailaba de forma divertida mostrando una hermosa conexión padre-hija y las demás personas sonreían a su paso...

El prado era bellísimo, la vegetación llegando a sus rodillas, y las flores más hermosas que nunca antes podrías haber visto, Apesar de que era un atardecer, las nubes cubrían gran parte del cielo y formaban una temperatura templada, algunos insectos volaban cerca de ellos y no los molestaban solo cruzaban, allá a lo lejos se veía las enormes montañas, que incluso a distancia podías ver los edificios que habían ahi, o las nubes cubriendo una parte mientras que la cima cubierta de nieve mostraba la belleza de la naturaleza, dónde algunos pájaros grandes se alcanzaban a ver ahí en la distancia.

Han estado caminando cerca del lago y después de un rato divirtiéndose entre ellos, como ver quién avienta una roca más lejos o contar cuántas flores rojas veían y así, llegarían por fin a las cataratas.

Lo que supondría que han llegado a su hogar, la cascada más grande y cristalina del lugar, había gente bañándose ahí, y al mirarlos a ellos le saludaban de lejos... También habían mascotas jugando y dándose chapuzones desde la punta del monte, la vegetación termina aquí y comienzan a llegar a lo que sería el pueblo que une a la ciudad.

Con una textura terrosa el suelo y los edificios hechos de madera y piedra, aunque no te dejes llevar por como se ve, las personas bien vestidas.

Ambos se quitan los zapatos y dejan enterrar sus dedos en la tierra ,algo común que se hace en este pueblo.

Caminan descalzos por todo el pueblo y mientras más avanzan más personas saludan y por ende más lento salen del lugar, un mercader ambulante los reconoce a distancia y se acerca a ellos, tras un saludo agradable este mismo les da un cono de nieve gratis.

-Gracias a ustedes 2, mis días siempre son alegres...Gracias (🥺)- dice el ambulante mientras se inclina ante ellos para besarle la mano, para posteriormente salir del lugar.

Su hija mira a su padre sonriendo, y su padre con una mueca en la boca con una expresión de "cerebro congelado" , la niña no tenía eso e imita a su padre, ambos se ríen y siguen avanzando.

La Ciudad estaba más cerca que nunca, el pueblo solo vivían muy pocas personas.

Estando ahí, se sientan en un lugar alto dónde cerca estaba una ventana que daba mirar hacia la costa.
Ahí mismo se sientan y comienzan a platicar.

-Papá, ¿te puedo preguntar algo?-

-¿Que paso chiquitina?-

(Con una mirada perdida y mostrando seriedad, la niña se le queda viendo con una mirada triste)

- ¿Que le paso a mamá?-

Esa pregunta lo dejo callado mucho tiempo, viendo al horizonte pensando en que decir, la niña era muy paciente por lo que esperaba la respuesta de su padre se levanta para dar vueltas en su mismo eje, pero el padre no decía nada.

Así paso el tiempo sin decir ni una sola palabra, eso causo mucha curiosidad, tanto para la niña como los trabajadores por lo que mandan a un mesero al lugar para verificar si quieren algo.

El padre al verse acorralado, opta por una mentira.

-Bueno, si quieres podemos ir a verla...(ay)-

La niña detiene sus giros y con la mirada sorprendida y bastante alegre, da un suspiro y grita.

-Mamá, si ¡¡Quiero ver a Mamá!! -

El mesero pregunta por si gustan algo de comer por lo que el padre pide disculpas por quedarse ahí para descansar y no comprar, no le hicieron nada...al contrario lo entendieron.

El padre tenía una mirada tensa y estresada, ¿Cómo se le ocurre decirle eso a su hija? Para cuándo llegue el momento, ¿Que podría pasar? Le acaba de mentir a su hija de un tema tan importante.

Al salir a las calles, mirarían hacia arriba donde habrián unas escaleras que los llevaba a una gran casa que parecía templo, ahí era su hogar.

Las demás personas saludaban a la niña pero miraban al padre como estaba nervioso, incluso algunos le ofrecieron ayuda...algo tenía que lo dejaba mostrar a todos, pero su hija no lo veía... aún no.

Sube por las escaleras, temeroso y con intriga de que responder, o como reaccionaria la niña...era cuestión de tiempo de que supiera la cruda realidad.

Hija de un Dios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora