Auscencia parte 2 (Todo se quiebra)

46 1 0
                                    

Era diferente, El cuerpo, el calor era diferente al de Viktor totalmente. Era un cuerpo mas delgado y liviano, igual era más frío. No le molestaba para nada, pero aun le costaba creer que se había ganado la confianza del joven ruso que en sus primeros días de conocerse se mostraba hostil. Ahora en ausencia de la persona que amaba, dormía a su lado, sintiendo su tibia respiración. Yuuri reflexiono sobre los grandes cambios que habían pasado en su vida, pues aun se le hacía increíble como llego a enamorar a su ídolo y no solo eso a vivir con él, además había conocido otra cara del feroz tigre ruso del jamás se imaginaría si quiera hablar con el sin sentirse en peligro.

Tres días de que Viktor se hubiera ido habían pasado, Yuuri continuó durmiendo con el joven ruso para sentir menos el peso de una cama vacía. Esta mañana no era la excepción, un suave estornudo del joven lo había despertado, notó que una pierna del chico sobresalía de las cobijas, sabiendo que el joven ruso no era de un sueño pesado como el de su marido, opto por jalar la cobija a cubrirlo, ya que así no correría el riesgo de levantarlo. Por claras instrucciones de Viktor y Yakov tenía que seguir saliendo a correr en las mañanas, así que aunque el sueño le venciera, se levanto en silencio y salió hacia su propia habitación para cambiarse a ropa de deportiva. No tardo mucho en salir de la casa aun adormilado, reclamándole a cada segundo a su conciencia por no desacatar las peticiones de su marido. Bueno almenos podía llevar a pasear a Makka con él, lo cual lo hacía sentir menos solitario.

Yuri se despertó sintiendo el lugar frío a su lado, intento dormir de nuevo pero no pudo, se froto los ojos con irritación y tomo su celular. "¿No me desearás suerte? mañana es el programa libre", el mensaje de Otabek le acababa de llegar, estando a 12 horas de diferencia supuso que debería de ser la media tarde, por lo que la competencia comenzaría por la noche. "No la necesitas", escribió Yuri con unos cuantos corazones. "No me odies si le gano a Viktor el Grand prix", le llegó de inmediato otro mensaje del kazajo. "Destrúyelo, no tengo problema", respondió Yuri, "Eres un chico malo, no puedo esperar a verte", las caritas de demonio del mensaje de Otabek le erizaron la piel. Aunque por más que se emocionara por verlo, sabía que llevaría un tiempo largo en lo que se recuperaba de estúpida lesión, algo que lo mantenía decaído desde los últimos días, "Ya ve a dormir, o no tendrás energía", Otabek bromeo con un emoji de un soldadito y se desconecto.

Yuri había visto junto con el japonés el programa corto, estuvo tenso y emocionante, pero nada lograba quitarle la sensación de desear estar ahí.  ¿Por que cada que pensaba en ello la rabia y las ganas de llorar lo invadían?, no podía dejar de preguntárselo. Abrazo con fuerza su almohada, tratando de hacer desaparecer la sensación. --Potya, ya no quiero esto--, le musito a su pequeño gato que se acomodaba en el espacio donde Yuuri estuvo. --Yo era glorioso, y ahora...--. Sintió que sus ojos se humedecían, y apretó con más fuerza el objeto contra sí para contener las lágrimas. --¡Yura¡, ¡Ya vine¡--, escucho anunciar a Yuuri desde la sala. Se limpio con la mano la mano, --Si, esta bien--, intento contestar sin que se notara la voz quebrada tratando de contener el llanto. Yuuri entro a la habitación, sentándose a la orilla de la cama. --¿Estas bien?, ¿Por que llorabas?--, Yuri se incorporo en una abdominal, --No estaba llorando, estoy bien--. Yuuri no quiso presionarlo, pero sabía que algo le pasaba al chico. --Okay, ven compre el desayuno fuera, o ¿Quieres desayunar aqui?--. Yuri negó con la cabeza y dejo que Yuuri le alcanzara el par de muletas. Yuuri le acaricio el cabello y se levanto saliendo del cuarto.

...........

Yuri estaba en la ducha, oportunidad perfecta para el japonés para dedicar a hacer aseo a algunas partes de la casa, ahora que Yuri había logrado acomodarse para entrar y salir sin ayuda Yuuri podía hacer otras cosas y solo  apoyarle con algunas cosas. Estaba terminando de aspirar la alfombra de la sala que siempre se llenaba de pelos de Makka y ahora de Potya cuando escucho un estruendo en el baño, seguido de un fuerte --¡Mierda¡--. Yuuri tragó saliva, --Yura, ¿Todo está bien?--, no hubo respuesta alguna, Yuuri apresuro su paso a entrar tratando de no sacar conclusiones catastróficas. --Yura, ¿Estás bien?, escuche un ruído--, no hubo respuesta de nuevo cuando pregunto tras golpear la puerta. Yuuri se decidió a entrar, prefería que el joven se molestara con él por desconfíar a tener pendiente de que algo hubiera pasado.

Miedo a volar I (El día en que a al ave se le rompió su ala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora