Aroma a Vino [ABO] Terminado

Capítulo - 48

Esa noche fue especial para Wenke.

El sexo de un Omega en celo es más un impulso fisiológico y, por lo tanto, tiene un instinto animal.

Pero esta vez fue diferente.

Wen Ke no sabía cómo describirlo, pero este sexo, era humano.

Un intenso anhelo por el otro, un deseo de tocar cada centímetro de la piel del otro, cada mechón de pelo.

Era un amor que se vaporizaba, antes de que se convirtiera en deseo húmedo.

El Alfa es mucho más grande que el Beta medio, así que aunque Han Jiang Que es muy suave, el dolor es, por supuesto, inevitable.

Al principio, Wen Ke no pudo evitar seguir mordiendo la oreja de Han Jiang Que, gruñendo con cada sonido.

Han Jiang Que se limitó a detenerse con cuidado y a besar tranquilamente la cara y los labios de Wen Ke.

Aunque le sudaba la frente, no se atrevió a moverse demasiado y los dos permanecieron juntos.

"Wen Ke".

Han Jiang Que no pudo soportar más y mordió los labios de Wen Ke como una pequeña bestia, preguntando nerviosamente: "¿Puedo empujar más profundo?"

Wen Ke se sonrojó y cerró los ojos con fuerza, no sabía qué decir, sólo podía chuparse la nariz.

"gege......"

Han Jiang Que apoyó su cabeza en el hombro de Wen Ke.

No tenia un gege y no lo llamó de mala gana como la última vez, sino que como si estuviera susurrando, en su lugar lo repitió de nuevo con un mohín: "Wen Ke GeGe, ¿de acuerdo?"

El corazón de Wen Ke se estremeció ante la llamada y no pudo evitar un gemido.

Con una mano cubriendo su cara y la otra rodeando a Han Jiang Que en sus brazos, asintió con fuerza a pesar de su vergüenza: "Sí".

En ese momento, de repente se sintió como si se hubiera acurrucado antes.

No debería haber enseñado a Han Jiang Que este truco, no pudo resistirlo en absoluto.

Por no hablar de algo más profundo, estaba dispuesto a destrozarlo con tal de llamarlo Wen Ke gege.

El ritmo se volvió de repente intenso, y Han Jiang Que, a quien por fin se le había dado luz verde, era como un cachorro de lobo al que se deja salir de su jaula, dando vueltas y vueltas.

Durante la noche, de repente llovió mucho, y entre que hacían el amor, corrieron las cortinas de las ventanas, y bajo las mantas se acostaron juntos un rato viendo la lluvia...

Las crepitantes gotas de lluvia, del tamaño de un frijol, bañaban imprudentemente la noche de la ciudad.

En ese momento, Wen Ke sintió de repente que el mundo era hermoso.

La interacción del amor y el deseo es como el cambio del sol y la lluvia en la naturaleza.

El agua del río se evaporaba con el sol abrasador, por lo que el vapor de agua volvía a convertirse en gotas de lluvia en la atmósfera y acababa cayendo de nuevo al suelo, qué ciclo más delicado y hermoso.

La lluvia viene del suelo.

Y la lujuria, del amor.

Sólo en la última parte de la noche la lluvia entre ellos llegó a su fin.

Pero incluso entonces, no querían separarse todavía, así que sus cuerpos permanecieron juntos, simplemente abrazados y susurrando.

"Wen Ke, todavía no estás duro".