1. Shibari

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"Hemos vuelto.
J."

Fue el escueto mensaje de texto que llegó al starkphone, Tony estaba a mitad de una reunión de última hora. Su piel se erizó con sólo leer aquellas dos simples palabras.

Alrededor de las 10 de la noche ya estaba mal estacionando el auto por el camino de gravilla, ver las dos motos perfectamente alineadas le hizo sonreír. Habían pasado unas semanas fuera de casa pero ahora los tenía de regreso, sus soldados estaban de nueva cuenta a su alrededor.

Con zancadas largas se apresuró a la puerta inteligente, ni bien había estirado la mano para teclear el código de seguridad cuando la puerta se abrió y mostró a los dos hombres en el vestíbulo principal, aún llevaban sus uniformes y eso, eso a Tony le fascinó.

Con la mirada encendida se acercó casi corriendo para tomar a ambos hombres entre sus brazos. Steve y James besaron la mejilla del ingeniero antes de dedicarse una mirada cómplice que por supuesto, no pasó desapercibida por Tony. Un beso dulce en los labios a cada uno y estaba listo para cambiarse por algo más... Cómodo.

Pero el par de soldados tenían planes diferentes. Steve comenzó a subir las escaleras para preparar el ambiente en la habitación. James, por su parte, hizo trampa y atrajo con fuerza a Tony entre sus brazos para dar paso a un beso hambriento, cargado de sentimientos y una profunda sensación de anhelo.

—Te extrañé —Susurra James antes de besuquear y mordisquear el cuello de Tony dejando marcas profundas de chupetones—, no iba a soportar pasar un día más sin verte.
—Ugh —Tony pasa sus manos por toda esa ancha espalda—, también te extrañé. Demasiado. Estoy muy contento de tenerte de vuelta.

El ambiente se ve interrumpido por la voz de Steve que baja desde el segundo piso.

—Ya puedes subirlo.

James ríe y carga a Tony como si de un costal de plumas se tratase. Sube las escaleras lentamente mientras acaricia los muslos de Tony por encima del pantalón sastre. Tony siente una punzada de excitación recorrer su cuerpo, no tiene idea de qué se les ha ocurrido a sus amantes.

Cuando James le deja en el piso, puede ver unas cuerdas enrolladas perfectamente sobre una de las alfombras. Su vista va de esas cuerdas a Steve y luego a James que sonríen traviesos.

—¿De qué se trata esto? —La voz de Tony sale algo nerviosa y se castiga mentalmente por eso, aclara su garganta y alza una ceja— ¿Ahora qué ridículo jueguito se les ha ocurrido, par de hombres descocados?
—Silencio.

Y es entonces, cuando Steve utiliza su voz de mando que el Tony sumiso sale a flote y baja los hombros. James se acerca con ese andar tan dominante, lleva en las manos una de las cuerdas.

Steve besa a Tony y con una trémula paciencia comienza a desvestirlo, Tony, dichoso se deja hacer. La sensación de las manos de Steve sobre su cuerpo le erizan la piel, se siente como una joya única que es cuidada con extrema delicadeza. James no ha despegado la mirada de Tony y Tony se siente expuesto a pesar de aún tener parte de la camisa y los bóxers puestos.

En el momento en que se encuentra desnudo, de pie frente a estos dos hombres que le observan con intensidad siente punzar ese pequeño orificio trasero, ansioso de poder ser dominado por ellos.

—Shibari. Es una técnica japonesa de bondage —Comienza a explicar James mientras desliza la cuerda entre sus manos y realizando una atadura perfecta.
—Un tipo de atadura erótica, sensual —Continúa Steve mientras le pasa otra cuerda por la cintura y las piernas.

Tony realmente no presta atención a lo que le explican, sólo puede concentrarse en el tacto gentil y delicado de esas cuatro manos y en la sensación extraña de las cuerdas al acariciar su cuerpo. En el momento en que James jala la cuerda y lleva sus manos atadas a su espalda, Tony no puede evitar gemir. Steve suelta una risa y Tony le observa mover las manos a través de sus piernas. La sensación de la cuerda rodeando sus piernas le hace retorcerse, no puede creer lo que está sintiendo y jadea en cuanto al estirar la cuerda siente sus nalgas ser separadas.

No es consciente del estado actual en el que está, completamente atado y a merced de ese par de soldados que de un momento a otro le obligan a ponerse de rodillas. Tony se desespera porque cualquier movimiento que realiza hace que las cuerdas se apriete más a él y puede sentir el tacto de James y Steve en cada una de ellas. Su pene se eleva majestuoso y viril, puede sentir cómo su ano se expande en la espera de algo. Su piel cosquillea en la espera de ser realmente acariciada por esas manos que sujetan su rostro de lado a lado.

Las erecciones de James y Steve luchan por querer salir de los pantalones militares, las miradas azules brillan con la imagen de Tony estando de rodillas, atado de aquella manera y con el gesto desesperado, con la vista llorosa porque aunque no lo diga, desea ser acariciado. Desea ser cogido por ellos.

Tony no deja de pensar que cada nudo hecho es una muestra certera de cuán diferentes son sus amantes. Los nudos de Steve más delicados, más exactos y los nudos de James más toscos, más fuertes. Tony gime en cuanto James jala la cuerda en su espalda y ésta acaricia alrededor de su pecho, alza la cara en busca de un beso salvaje y húmedo pero James se lo niega al girarlo y ponerlo de frente sobre la orilla de la gran cama.

—Aún no, Antoshka —Tony jadea al escuchar la voz de James en sus oídos, puede sentir su aliento y el aroma amaderado que lo caracteriza. Lo quiere dentro de él, ya—. Debes esperar...

Tony se remueve ansioso, empinando las nalgas y mostrándoles lo necesitado que está. La risa de Steve lo pone en alerta, tiene miedo a voltear y suelta un pequeño grito cuando las cuatro manos colocan una cuerda alrededor de su pene erguido. El tacto de esas manos callosas, la sensación de la cuerda alrededor de su hombría lo excitan aún más. Se siente perdido, desprotegido y eso, eso le encanta.

Cada movimiento de la cuerda sobre su pene le hace gemir extasiado, esa pequeña presión le evita eyacular y no puede más porque esas cuatro manos vagan a su libre antojo a lo largo de su cuello, sus hombros, su espalda, sus nalgas, sus piernas, sus pantorrillas.

—Por favor —Es la súplica de Tony que se contrae incapaz de llegar a la liberación—, se los ruego.

Steve y James se miran y sonríen, jalan las cuerdas y Tony se sacude mientras lanza un jadeo lastimero. Las manos callosas viajan suave y cruelmente hacia el pene de Tony pero James, se detiene en los testículos y los masajes suavemente mientras da pequeños jalones a la cuerda que los tiene sujetos. Tony se muerde los labios, tiembla y llora mientras cierra los ojos porque no puede con la sensación de querer eyacular y no poder. Cuando Steve posa sus manos a lo largo de la base del pene de Tony, Tony sabe que ha llegado el momento de su liberación.

Kinktober 2021 - StuckonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora