¡ cinco !

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era la hora de la cena. dos cámaras enfocaban a la perfección el lugar en el que chan y minho intentaban cenar. la producción les había pedido estrictamente que filmen casi todo lo que hacían, y que intentasen llevarse lo mejor posible. bang no tenía problema con eso, pero al ver el rostro incómodo y enojado del coreano se replanteaba haber aceptado participar de ese proyecto.

ambos estaban sentados en el sillón con un pote de fideos instantáneos en sus mano. la televisión estaba encendida pero el programa era tan malo que estaba silenciada. el ambiente era demasiado tenso.

minho no quería estar ahí; se sentía frío y solo. necesitaba la comodidad de su cama, y la calidez de sus amigos. no podría soportar mucho más esa situación. sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos y su mentón temblar, dejó su pote de ramen sobre la mesita ratona frente a él y se dirigió a su nueva habitación.

el australiano suspiró larga y pesadamente.

terminó de comer a su tiempo, quizás lee volvería. pero al darse cuenta que la ausencia del menor se hacía extrañamente larga, se levantó y apagó las cámaras sin dudarlo. no sabía qué hacía, pero se sentía muy culpable por la situación en la que estaban.

sus pasos frenaron frente a la puerta de la habitación de minho. golpeó una vez, y no recibió nada como respuesta. otra vez más, y otra, y otra. el menor parecía haberse esfumado del departamento.

sus manos temblaron ligeramente cuando una de ellas se posó en el picaporte.

— voy a pasar, minho. necesito ver que estás bien.

dicho esto, abrió la puerta y entró. era irónico que el coreano le había pedido que nunca entre allí, y en menos de dos días ya había roto esa regla. el cuarto estaba vacío, no había señales de minho en ningún lado. al menos no que chan haya visto al instante. luego de observar el lugar un rato, notó como la luz se colaba por debajo de la ranura de la puerta al oírlo.

— minho, ¿estás ahí?

la oreja de bang se pegó contra la puerta blanca de madera, quizás así lograría escuchar si el menor estaba del otro lado. efectivamente, lee estaba en el baño, notaba el ruido de la ducha. pero además de eso, unos suaves y lastimeros sollozos se colaron por sus oídos.

no lo pensó, ni meditó ni se preguntó si era buena idea. abrió la puerta y entró al baño como si él y minho tuvieran toda la confianza del mundo. la imagen con la que se encontró le rompió el corazón un poco, le dio lástima, tristeza, y por sobre todo, una enorme necesidad de cuidar el pequeño cuerpo que se dejaba mojar mientras enrollaba sus piernas contra su pecho.

los ojos rojizos de minho miraron a chan, no tenían enojo en ellos, no tenían nada. su nariz también estaba rosada al igual que sus mejillas. pero sus labios se habían coloreado de un particular violeta azulado. el coreano tenía frío y no hacía nada contra ello.

 — minho... yo...

— no digas nada, chan. —hipó mientras con su mano intentaba quitar el agua de su rostro.

— ¿cómo no voy a decir nada? te fuiste sin terminar de cenar, ahora estás llorando abajo de la ducha y no sé qué pasa, por ende no sé cómo ayudarte. y quiero ayudarte. —el australiano se acercó al menor y se arrodilló frente a él, el agua mojaba sus rodillas, parte de su cabello y buzo. — quiero ayudarte, minho.

el coreano lo miró confuso, aún aferrado a sus piernas. su cabello se le pegaba a la frente, la escena era de verdad dramática.

— perdón por haberte besado. yo no pensé que te iba a afectar tanto, si es que estás así por eso. si queres irte y cancelar el programa no voy a enojarme. la verdad es que... me está doliendo verte así.

los ojos de minho seguían asombrados, chan ya no podía decir qué gotitas en sus mejillas eran agua y cuáles eran lagrimas.

— desde que te vi por primera vez en un escenario quedé maravillado con vos. tu presencia, tu voz, tu sonrisa, la forma en que te moves como si el mundo fuese tuyo. tenía muchísimo miedo de presentarme contra el famoso e inigualable lee know. pensé que besarte iba a darme ventaja. la verdad es que no sé qué pensé. —bang juraba con las mangas de su buzo, incapaz de enfrentar la mirada de el coreano. — y lo único que puedo asegurar... me gustó besarte, y desde ese día solo quiero volver a hacerlo.

por un momento, ninguno de los dos hizo, ni dijo nada. el agua golpeando contra los azulejos, los hipidos de minho y la respiración nerviosa de chan eran todo lo que lograba escucharse.

al menos hasta que lee soltó sus piernas y se abalanzó sobre el cuerpo del mayor. escondió su rostro en el cuello de chan e intentó tranquilizarse inhalando el perfume que utilizaba. su cuerpo estaba sumamente mojado, y ahora estaba mojando al australiano, pero poco pudo importarle eso cuando sintió una mano de bang acariciar tímidamente su cintura.

— te perdono, pero no me gustó lo que hiciste. la gente suele coquetear antes de besarte.

— ¿estás diciendo que puedo volver a besarte si te coqueteo?

— no. por favor sigamos con las reglas del principio. —minho se alejó del cuerpo de chan y tomó una toalla para dársela. — será mejor que vayas a cambiarte.

anonadado, el australiano se levantó y asintió débilmente. había avanzado un paso y retrocedido tres. dejó la habitación girándose por última vez para ver los ojitos rojos de minho mirar tristemente el piso. sin embargo, si lee lo alejaba, él mucho no podía hacer. 

kiss ★ banginho, chanhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora