¡ trece !

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chan nunca saltó sobre minho.

lee se durmió al poco tiempo de acostarse, mordiendo su labio inferior con nerviosismo por las innegables ganas de llorar que lo invadían cada vez que chan pasaba con dulzura su mano por sus cabellos. pensaba que odiaba todo lo que provenía de bang, que odiaba su risa melodiosa y la forma en que sus ojos se achicaban cuando sonreía. odiaba como lo miraba y como sus labios se abultaban en un pequeño puchero cada vez que quería un beso.

minho odiaba a bang chan, lo odiaba con todo su ser y detestaba sentirse tan débil por él. debería haberse ido de aquél departamento cuando su corazón no sentía nada, y cuando era capaz de pensar solo en él mismo.

 el coreano se despertó repentinamente de un sobresalto, sintiendo los brazos de chan aferrarse con fuera a su cintura. el reloj de su mesita de luz indicaba que habían pasado algunos minutos de las dos de la mañana, y supuso que changbin y jisung ya se habrían ido. de verdad eran muy malos huéspedes.

despacio, quitó el brazo de chan de su cintura y lo observó dormir unos minutos antes de levantarse. se dirigió a la cocina por un vaso de agua y una pastilla, sentía que la cabeza le daba vueltas y estaba a punto de explotarle; minho deseaba poder dejar de pensar por un momento.

no había terminado de lavar el vaso cuando sintió las manos de chan posarse en su cintura, pegándolo a su cuerpo y reposando el rostro en su hombro.

— me hubieses dicho y yo venía a buscar lo que necesites, hace frío para que salgas de la cama.

minho sonrió apenas, terminando lo que hacía antes de darse vuelta y enfocar toda su atención en el australiano.

— creo que tenemos una charla pendiente. —habló claro y con seguridad, aunque por dentro, solo quería que chan lo abrasase y le dijera que lo quería a él y sólo a él.

— lo sé.

— bien, ¿tenes algo para explicar?

chan suspiró pesadamente y comenzó a hablar, sin separase del cuerpo de minho y sintiendo una chispa de felicidad en su interior cuando lee tampoco lo hizo.

— fuimos novios, hace muchos años. el típico romance de adolescentes que te pega como un camión a cientos de kilómetros, y pensas que todo va a ser perfecto y feliz, ignoras los problemas y solo te enfocas en el futuro brillante que los espera. —dijo mirando los ojos saltones de minho. — así me sentía con jisung, como si pudiese comerme el mundo estando de su mano. pero las cosas cambiaron, y fue imposible mantener la relación.

— ¿entonces?

— nunca le dimos un final. —siguió chan sin prestarle mucha atención a lo que minho había dicho. — solo nos volvimos amigos. fue como un acuerdo que realizamos en silencio. siempre lo quise, pero no como pareja, sabía, y sé, que las cosas con él no funcionarían nunca porque tiene un humor de los mil demonios y soy un excelente partidario para ponerlo de cabeza en menos de cinco minutos. nunca fue necesario que terminemos con lo nuestro, porque después de él, no hubo nadie más. no hubo nada más que revolcones y alguna que otra cita. durante años nos mantuvimos en el estado de mejores amigos, aunque nunca nos llamamos ex-novios. pero llegaste vos, y me enamoré. y por primera vez, quería pasar mis días con alguien más de forma romántica. no lo besé hoy, hace tiempo no lo hago, solo fue una despedida a lo que significó estar con él, una despedida a mi adolescencia, al inocente sueño de un felices para siempre. solo me despedí de él para poder dedicarme completamente a vos.

— ¿no sentís nada por él?

chan negó rodeando los ojos, para luego recibir un suave golpe con el puño en su hombro.

— ¡minho!

— ¿qué? —preguntó el menor abriendo los ojos y frunciendo el entrecejo. — no me gusta que me ruedes los ojos, me pone nervioso.

chan rió con su característica risa aguda y estrechó entre sus brazos el pequeño cuerpo de minho. inundó su rostro en el cabello del coreano, inhalando el tan conocido aroma. amaba cada parte de la pequeña e imponente figura de minho; amaba como no tenía problema de comportarse como un idiota y como lo buscaba cuando estaba triste pidiéndole que lo abrace.

— ¿ahora sí podemos declararnos?

— creo que es un buen momento. —respondió minho con simpleza, sonriendo tímidamente.

el australiano se separó del abrazo y llevó sus manos a la cabeza de minho, peinando despacio sus cabellos y colocándolos detrás de sus orejas para que no le molestasen. los ojos de lee miraban con curiosidad su rostro, expectante de qué haría o diría.

— me gustas mucho, y creo que amaría pasar cada día con vos.

— ¿aunque me enoje rápidamente y te golpée?

chan rió.

— siempre y cuando no me golpees en serio, está bien.

minho sonrió y llevó sus manos a la cintura del más alto.

— también me gustas. y quiero que me abraces todas las noches y me dejes dormir en tu pecho porque estoy muy enamorado de vos como para poder dormir en otro lugar que no sea tu cuerpo.

chan asintió y unió sus labios con los de minho. sus bocas danzaban despacio, conociéndose como si fuera la primera vez que se encontraban. las manos de chan recorrían el pequeño cuerpo junto al suyo con necesidad, queriendo tocar cada par de lee. quería más, más de minho.

tomó con fuerza la cintura del menor y lo subió a la encimera, obligándolo a sentarse allí y a abrir sus piernas para poder colocarse en el medio. su boca se dirigió al cuello canela de minho, besando, lamiendo y mordiendo esa zona con insistencia. los brazos del pelinaranja mantenían a chan en aquél lugar, negándose a dejar de sentirse tan bien como en ese momento.

los labios de chan volvieron a los de minho y sonrió al notar la necesidad con la que lee se abalanzaba sobre él.

— vas a volverme loco, cielo.

minho sonrió satisfecho y aumentó la intensidad del beso. sabía con certeza que esa sería una noche larga.

kiss ★ banginho, chanhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora