1. Accesorio furro. Wen Qing x Jiang Yanli

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- Vamos, A-Qing – la mujer de cabello ligeramente rizado en las puntas tomaba a su novia de la manga, mirándola con un puchero que no hacía del todo efecto en la otra dama – Hazlo... anda, por mí –

La otra mujer, cuyo cabello estaba pintado en las puntas y rapado de los lados solo negó con la cabeza y se sentó... sobre las piernas de su tierna novia.

- No, A-Li, ya te lo he dicho –

- Por favor... -

- No –

- Solo un ratito –

Con un suspiro, Wen Qing, estudiante de medicina que estaba pasando su poco tiempo libre con su novia de sonrisa deslumbrante, se puso en el cabello una diadema. No le molestaría si la diadema fuese con picos, estoperoles o brillantes, pero ¿en serio? ¿Orejas de gatitos?

Al menos eran rojas y combinaban con su cabello. Terminó de colocarse la diadema y miró a su novia, quien no hacía ni un mínimo esfuerzo por ocultar su sonrisa.

- ¿Feliz? –

- Muchísimo –

Jiang Yanli adoraba los detalles, así que sacó un delineador rojo y comenzó a pintar la cara de Wen Qing quien, jamás lo admitiría, estaba comenzando a disfrutar de ese extraño juego.

- Y ahora sí... ¡Por los inmortales! Eres tan tierna... - la mirada de Yanli parecía perdida en el rostro de la Wen. En los ojos oscuros y hermosos de Qing, en sus labios carnosos y decorados con un poco de brillo. Embobada en la belleza de su novia, Yanli había comenzado a acariciar la mejilla de la Wen, quien solo se acercó a ella y la abrazó de los hombros.

- ¿Vas a besarme o qué? –

- ¡A-Qing! – Yanli comenzó a reír con fuerza, provocando una sonrisa en Qing - ¿Por qué no me besas tú? También puedes hacerlo... -

- Porque yo soy la que usa las orejitas – soltó, acomodándose mejor en el regazo de su novia – Entonces te toca a ti comenzar los besos –

Sus miradas chocaron por un par de minutos, ambas sonriendo y ninguna dispuesta a moverse. Quizás porque perderse en los ojos de la otra significaba encontrarse a sí misma... o porque el tiempo pareció detenerse junto con ellas. Las manos de Yanli seguían en las mejillas de Wen Qing y las de Qing seguían en los hombros de Jiang Yanli.

Ninguna fue capaz de romper el contacto hasta que una bolita peluda se subió de un saltó al sillón, distrayéndolas a ambas.

- Chocomenta – dijo Yanli, reprochándole su repentina e incómoda aparición – Te adoro, pero no puedes venir a quitarme el universo con mi novia –

- Quizás esté molesta porque su dueña tiene otra gatita... -

Wen Qing, sin esperar una reacción, se levantó de golpe y se acomodó su blusa. Pasar las tardes con su novia eran un lujo, Yanli tenía que estudiar y trabajar, mientras ella tenía que pasar un montón de horas leyendo esos libros de medicina que parecían agregar más palabras a sus páginas. No es que le molestara la pequeña Chocomenta, quien ya aclamaba la atención de su dueña, sino que sus clases comenzarían en unos minutos y tenía que llegar a la facultad...

- A-Qing... puedes venir a dormir aquí... si gustas –

- Me gustaría... A-Li –

Ambas se miraron y se besaron lentamente, ese beso que había esperado en el sillón. Wen Qing, antes de quitarse la diadema, aprovechó para dar una nalgada a su novia.

- Me las volveré a poner... quizás muy pronto... -

Y dicho aquello se fue, dejando a Yanli con un sentimiento de venganza.

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DanmeiTober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora