3. Marcas. Jiang Cheng x Nie Huaisang

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Nie Huaisang, sentado en el regazo de Jiang Cheng abrió el cinturón púrpura que ataba las túnicas del Líder de Yunmeng. Descubrió un tatuaje de una serpiente que cruzaba todo su pecho. Simplemente hermoso.

Wanyin notó que el Nie había parado de quitar sus túnicas y se había quedado mirando su pecho.

- Una vez me emborraché – le contó, tomándolo con fiereza de la cintura y haciendo a un lado los adornos de su cinturón – Y cuando desperté tenía esto grabado... mi madre me ignoró por días –

Soltó una risa, mientras Huaisang tan solo comenzaba a delinear la tinta en la piel del Líder. Jiang Cheng, un poco ansioso de lo siguiente, se acercó al Nie y comenzó a besarlo. Era la primera vez que ambos se atrevían a tanto, y le parecía ilógico que ambos ahora eran dos líderes de secta con obligaciones y sin tiempo de un cortejo adecuado.

El beso fue demandante y suave, como si desearan por fin unirse, pero se tomaron todo el tiempo del mundo para probarse. Wanyin notó que los labios de Nie Huaisang eran suaves, tan lisos y tersos como siempre pensó que serían al ser besados. Su cintura era ligeramente más estrecha, pero fibrosa.

Él era el único que sabía que Nie Huaisang había estado entrenando con el sable ahora que era el líder.

Por su parte, Huaisang estaba perdido en los hombros de Cheng, a todos ellos, de familias adineradas y con poder, les decían que una piel blanca y pulcra, sin ninguna mancha o marca, los haría más atractivos. Pero la piel de Jiang estaba surcada de pequeñas cicatrices y ya había sido acariciada por el sol.

De pronto sintió la necesidad de separarse de ese beso.

Porque Wanyin había metido sus manos dentro de sus túnicas... y acariciaba su espalda.

Tocando esas terribles marcas suyas. Se separó de golpe, pegándose en la espalda baja con la mesa que estaba ahí.

- ¿A-Sang? –

- Yo... creo que debo irme –

Dispuesto a irse, el líder Nie se levantó acomodándose sus túnicas y cubriendo rápidamente su espalda. Jiang Cheng se dio cuenta de que varias cicatrices estaban esparcidas a lo largo de la espalda fina y un poco torneada de la espalda de Huaisang.

Se sintió culpable en ese instante, aunque él no tenía nada que ver, así que se levantó y, siendo más rápido que Huaisang, lo tomó y lo abrazó a su pecho.

- Está bien, somos cultivadores, fuimos soldados... tenemos cicatrices –

- No... yo nunca fui un soldado – el Nie estaba tenso en su pecho, negándose a voltearse y mirarle al rostro – Estas... estas cosas... yo no... -

Jiang Cheng besó tiernamente la cabeza de Nie Huaisang, logrando que este se relajara un poco.

- ¿Quieres hablar? –

- Fueron los Wen – soltó, su voz quebrada mientras se abrazaba a sí mismo – Antes de... antes de ir a la cueva de la tortuga. Ellos... ese Wen Xu... –

- Por eso tu hermano colgó su cabeza... -

- Lo hubieras visto – dejó salir una risa y un sollozo al mismo tiempo – Estaba tan molesto que casi me deja matarlo por mi cuenta –

Jiang Cheng dejó que Huaisang hablara, dejó que desahogara su frustración al intentar cultivar solo para cicatrizar mejor esa herida. Le contó de las cremas y todos los aceites que usó, pero que nada impidió que las cicatrices quedaran grabadas. Y es que se trataban del látigo disciplinario de la secta Wen.

- No puedes vivir rechazándolas, A-Sang – dijo con una suavidad casi sorprendente – No quiero ser cruel... pero estarán ahí toda tu vida, tienes que aprender que seguirán ahí – el Nie había comenzado a derramar lágrimas, y Jiang Cheng besó entonces el inicio de una de las marcas, justo detrás de su oreja – Todo en ti es hermoso... jamás pienses lo contrario - acarició la cicatriz, haciendo que los escalofríos recorrieran al Nie – Son parte de ti, de tu historia y de cómo te enfrentaste a todos... -

- No son bonitas – dijo en un puchero, demostrando que su enojo y frustración se iban poco a poco – No son... como quiero ser –

- No son bonitas, pero pueden serlo –

Wanyin lo llevó a su mesa y lo sentó en el suelo, y él detrás del Nie. Sacó tinta roja y negra y tomó un pincel, no dibujaría nunca como Huaisang, ni como Wuxian, pero algo podía hacer.

Convirtió cada cicatriz en una rama y de ellas los pétalos formaban flores. Huaisang se calmó poco a poco, hasta que las caricias del pincel se detuvieron en su piel.

Wanyin tomó un pequeño espejo y dejó que Huaisang se reflejara en él. Lo que antes habían sido cicatrices irregulares y gruesas, ahora parecía... un dibujo bastante curioso.

- No te burles de mi técnica – reclamó Cheng, buscando otro ángulo para que se viera – Nunca había... dibujado en alguien –

- Jiang Wanyin... -

- ¿Mn? –

- Ven aquí, que necesito besarte –

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Claro que tenía que escribir algo del ChengSang... 

DanmeiTober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora