20. Pelea y disculpa. Jiang Fengmian x Yu Ziyuan + Jiang Cheng

45 6 1
                                    

- ¿Crees que no sé cómo la mirabas, Jiang Fengmian? – dijo Yu Ziyuan, su tono curiosamente tranquilo – La mirabas con anhelo, con cariño... -

- Ziyuan... -

- La mirabas como si fuese lo único que valiera la pena – dijo ella, poniéndose de pie – Quise deshacer nuestra boda, dejarte perseguir ese amor no correspondido – Fengmian desvió la mirada, completamente avergonzado.

- Solo lo dices porque A-Ying se parece a ella –

- Lo digo porque, al igual que hace años, le tienes preferencia a ella que a mí – Yu Ziyuan tenía a Zidian en la mesa de madera que los separaba, sabiendo que, si lo llevaba puesto, podría terminar mal – Salías de cacería nocturna con ella aún y cuando yo llevaba a tus hijos en el vientre – Fengmian se puso de pie y caminó hacia ella – Y ahora haces lo mismo con A-Cheng –

- Yo no prefiero a A-Ying que a A-Cheng –

- ¡Lo haces! – Yu Ziyuan dio un paso al frente también y puso su dedo sobre el pecho de Fengmian, acusándolo - ¿Cuántas veces has cargado a tu hijo desde que dejó de tomarte la mano para caminar? – Fengmian dio un paso atrás - ¿Cuántas veces lo has elogiado? ¿Cuántas veces lo has acompañado en el entrenamiento como un padre? –

El silencio de Jiang Fengmian no se debía al cansancio, sino a la razón de su esposa ante aquellas palabras.

- Tu hijo casi llora de alegría cuando lo tomas en brazos... ¿has visto como mira al hijo de Sanren cuando lo levantas casi todos los días? – Fengmian se sentó desganado en la silla de madera donde había estado antes - ¿Has visto cómo te mira con anhelo para ver si también lo levantarás a él después? –

- Yo... - Fengmian apenas y respiraba. Pasaron los siguientes minutos en silencio. Yu Ziyuan con su ceño fruncido mientras trataba de no mirar a su esposo. Había aprendido a soportar las miradas amorosas de su esposo hacia Cangse Sanren, había entendido que nunca sería capaz de sustituir a esa mujer en el corazón de Fengmian... pero no soportaría nunca que hiciera lo mismo con su hijo.

- No lo odio porque se parezca a ella... no lo odio... pero él me recuerda que nunca seré capaz de ser tu esposa –

- Ziyuan... -

- No, él me recuerda, en esos ojos, que nunca logré tener un espacio en tu alma. Y me duele más saber que mi hijo tampoco tendrá un lugar en tu corazón – ella tomó de nuevo a Zidian y lo puso en su dedo. Tenía que irse, ella era la Araña Violeta, no le daría el placer a su esposo de verla llorar. No lo hizo antes, y no lo haría ahora.

- Lo lamento –

- No es a mí a quien le sirven tus disculpas –

******************

Jiang Fengmian esperaba afuera de la sala donde su hijo tomaba clases de caligrafía con los otros discípulos. Lo vio sentado, completamente quieto sin distraerse con nada. Una sonrisa triste se formó en su rostro.

Los niños se pusieron de pie y saludaron a su maestro, para después dejar el salón y salir corriendo. Fue cuando se acercó a Jiang Cheng.

- Padre... -

- A-Cheng, ven conmigo – le dio la mano al niño, que la tomó después de unos segundos – Vamos a un lugar especial –

Lo llevó caminando hasta salir de Muelle de Loto, caminaron por un rato, a Fengmian le sorprendía lo silencioso que era su hijo. Terminaron en una plataforma de madera que rodeaba por completo a un árbol.

- Siéntate A-Cheng, ¿sabes por qué te traje aquí? – el niño negó con la cabeza, no sabía cómo reaccionar o qué decir – Es que quiero mostrarte a unos amigos –

Una mujer llegó al lugar, ella llevaba una cesta desde la que se escuchaban tenues chillidos, los ojos de Jiang Cheng comenzaron a brillar.

- ¡Cachorros! – ella bajó la cesta, y dejó que el niño tomara en sus brazos a los pequeños peludos – Pero padre... A-Xian les tiene miedo, yo le dije que lo iba a proteger de los perros – Jiang Fengmian sonrió y acarició la cabeza de su hijo.

- Por eso, la señora Shang los cuidará en su casa – Fengmian señaló la pequeña cabaña cercada – Y tú y yo vendremos algunos días para jugar con ellos, ¿te gustaría? –

- ¡Sí! –

****************

Caminaban de regreso a casa, Jiang Cheng iba en silencio otra vez, pero esta vez porque estaba tan cansado de jugar con los perritos. Jiang Fengmian vio cómo su hijo se tallaba sus ojos, así que lo levantó en brazos y lo abrazó a su pecho.

- Yo te llevo, A-Cheng, duerme tranquilo –

Jiang Cheng no dejó de sonreír hasta caer dormido recargado en el hombro de su papá.

DanmeiTober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora