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Lo primero que sintió al volver en si fue el fuerte aroma de Alfa, se acurruco más en sí mismo queriendo volver a dormir envuelto en calidez y comodidad, intentó hacerse lo más pequeño posible. Abrió los ojos intentando enfocar algo con la vista, pero los parpados pesados volvieron a cerrarse por sí mismos.

Volvió a dormir tranquilamente en cuestión de segundos.

Abrió los ojos de nuevo cuando hubo recuperado la mayoría de sus fuerzas por medio del sueño reparador que duró alrededor de dos horas. Con la vista cansada y el cuerpo adolorido se estiró como lo haría cualquier felino después de una siesta, bostezó con calma y por fin se permitió ubicarse en el espacio- tiempo.

Casi lloró –de nuevo- por la angustia que sintió al darse cuenta de la habitación a su alrededor. Una habitación sumergida completamente en obscuridad, pero a pesar de eso fue bastante fácil de diferenciar para el omega que vivió una incontable cantidad de celos en ese mismo lugar, la habitación que se convirtió en su lugar seguro cuando la necesidad de su alfa le atormentaba en los muchos viajes de trabajo que su pareja tenía a menudo.

Las mantas suaves liberaron el olor tan calmante y suave, no quiso moverse más por miedo a llenar las mismas con su olor propio y hacer la mescla que había permanecido por meses en el aire, pero que ahora no era aceptable de ninguna manera. Con cuidado de no hacer nada de lo que pudiese arrepentirse hizo el intento de levantarse de la cama.

La puerta se abrió suavemente y por la rendija de luz proveniente del exterior se asomó una enmarañada cabellera de rizos color chocolate. Louis sintió vergüenza de nuevo por invadir el espacio personal del alfa, estaba a punto de comenzar a disculparse cuando Harry pareció darse cuenta de su estado de vigilia, bastaron segundos para que el alfa estuviera junto a él cubriéndolo con mantas en medio de la obscuridad.

Louis se permitió a si mismo disfrutar de las atenciones brindadas y relajó el cuerpo ante la presencia de calma en el ambiente — ¡Por la luna! — Exclamó el alfa con voz rasposa — Omega, casi me matas de un susto. Ya estaba preparando las cosas para llevarte al hospital si no despertabas pronto.

Louis sintió ansiedad ante la mención del hospital, ahora con casi todas las funciones cognitivas puestas en marcha por fin pensó en lo que lo llevó a estar en esa situación.

Un cachorro.

Una corriente de chispas le recorrió el cuerpo en forma de calidez. Fue el momento justo en el que se dio cuenta de lo que estaba pasando. Después de desearlo tanto durante años, por fin llevaba en su interior al pequeño cachorro de sus sueños. Inconscientemente se llevó ambas manitas al vientre, extendió ambas palmas sobre la piel sensible. Olvidó por completo al alfa frente a él y se concentró en sí mismo, en el cachorro que ahora comenzaba a formarse en su interior.

No había pensado en la posibilidad de estar en estado hasta ese momento, desde la adolescencia se había encargado de nunca olvidar tomar supresores anticonceptivos estando cerca del celo.

Embarazarse podía ser posible en cualquier momento para un omega, sin embargo era mínimamente posible, pero estando en celo esas mínimas estadísticas cambiaban por completo y todo apuntaba a que si tenía alrededor de tres meses entonces coincidía con su último celo.

Celo que logró superar con ayuda de Harry.

Cuando tomaron la decisión de ir a vivir juntos también hablaron de los embarazos, había sido todo muy lindo cuando salió el tema en una noche de películas y abrazos en casa de la familia Tomlinson. Louis había sugerido buscar un departamento con una habitación extra en caso de que algún integrante más se uniera a la familia antes de que reunieran el dinero suficiente para una casa.

The end of the story ||  L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora