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Harry observó a Louis desde su lugar frente al teléfono. Sentía que en cualquier momento le fallarían las piernas y caería sin remedio al piso.

Ahí estaba él, el dulce omega que le robó el aliento desde la primera vez que lo vio, el chico de dulce mirada y sonrisas suaves que se ganó su corazón poco a poco, el mismo que apareció en sus sueños más de una vez, el único que despertó en el alfa el interés por formar una familia.

Se recompuso lo mejor que pudo y le observó con todo el amor que sus cansados ojos pudieron reunir, se sintió un poco mejor cuando Louis le devolvió la mirada cargada con el mismo cariño. Por un pequeño instante sintió que se encontraba viendo al mismo Louis juguetón de hace años.

—Lamento llegar tarde, Zayn se puso muy feliz por la visita. Ahora quiere que le haga algo como ese suéter horrible que le hice para navidad hace dos años. ¿Puedes creerlo? —él dijo mientras sacudía los zapatos de la suciedad del exterior.

Al final se decidió por quitarse los zapatos y los dejó al lado de la puerta. Harry siguió observándolo durante todo el proceso y sonrió inconsciente cuando Louis no pudo agacharse por completo, pensó que debería estar demasiado cansado para hacerlo.

Harry sintió la necesidad de poner un alto al tiempo y poder disfrutar del momento exacto en que Louis le sonrió en grande y con mucha emoción. En días difíciles trataba de recordar esa sonrisa, se recordaba constantemente que ese omega fue creado para él y tenía que hacer lo mejor en todo momento. Por ambos.

—No te preocupes cariño, todavía no termino de hacer el almuerzo — intentó que no se le quebrara la voz — estaba haciendo hamburguesas.

Sintió que debería decirle el recado de su padre, pero no sentía la fuerza suficiente para hacerlo. Se convenció de que nada pasaba, que si algo estuviera mal, Louis se lo diría y ambos lo arreglarían como el gran equipo que siempre fueron.

—Hamburguesas, creo que es justo lo que necesito en este momento — el respondió con el tono ligeramente más agudo.

—Me lo imaginé, es como si no comieras en casa desde hace un tiempo — se arrepintió de inmediato, las mejillas de Louis se tiñeron de un rosa intenso, casi como si tratara de ocultar eso — No te preocupes, solamente me lo imaginé.

—Si bueno, podríamos ir a la cocina y te ayudare a cocinar, solamente si quieres — Harry observó con curiosidad la forma en que el omega comenzó a frotar ambas manos entre si y contra la tela de la sudadera.

—Sí, la verdad es que necesito algo de ayuda. Tiene algún tiempo que no cocino — trató de bromear, pero lo que obtuvo a cambio fue una mirada triste y decaída.

—Lo sé — Louis murmuró segundos después, ambos se dirigieron a la cocina.

Antes era muy común que ambos se reunieran de vez en cuando para hacer comida juntos, a veces era en las mañanas de los fines de semana, a veces lo hacían para los días importantes, otras veces solamente querían estar rodeados del otro y hacer comida era el pretexto perfecto.

Había besos esporádicos mientras el omega cortaba el pan, abrazos descuidados mientras Harry picaba fruta y muchas caricias mientras la comida se encontraba cocinándose. Harry siguió a Louis con la esperanza de conseguir un poco de eso, lo que obtuvo fue a un omega completamente concentrado en cocinar.

Fue decepcionante.

Con ayuda de Louis fue mucho más fácil terminar con la comida, en poco tiempo se encontraron sentados en la sala, frente a un programa muy extraño sobre criminales y con mucha hambre.

Durante todo el tiempo que estuvieron en la misma habitación, Harry se dio cuenta de que el omega no hablaba casi nada, era como si se encontrara completamente solo, entonces decidió observarlo un poco más.

The end of the story ||  L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora