Una noche estaba haciendo mis clases para mis alumnos sentada en la mesa de la cocina en la madrugada cuando algo raro ocurrió.
Un grito de un hombre me estremeció, sin entrar en mucho pánico pensé que tal vez era algún borracho de la calle así que lo ignoré. Pasaron unas horas y empecé a escuchar a la distancia un silbido que entonaba una melodía poco peculiar, lo volví a ignorar ya que estaba muy ocupada, de seguro venia de la calle o de la casa de los vecinos, pero empecé a escucharlo cada vez más cerca de mí.
Traté de no prestarle mucha atención y seguir con lo mio, no era la primera vez que pasaban cosas rara en esa casa, pero ese silbido se acercaba cada vez más. De pronto todo se quedo en un completo silencio y lo siguiente que escuché fue que abrieron la puerta de mi casa. Unos pasos pesados se escuchaban en la sala parecía ser de un hombre que traía una enormes botas.
El silencio regresó por un momento, eso me tranquilizo un poco, pero rápidamente seguí escuchando el mismo silbido cerca de mi oído y una mano recargada en mi hombro, me paralicé del miedo y cuando reaccioné di un grito para que mi esposo bajara del segundo piso. El bajo corriendo con preocupación hacia mi.
Le conté lo que había pasado y fuimos a inspeccionar la puerta, esta estaba abierta pero esa puerta era difícil de abrir ya que era pesada, la cerró y cuando íbamos subiendo vio que en el escalón había una huella de un animal, me dijo que me adelantara a la habitación. Ya no he vuelto a escuchar ese silbido inolvidable, pero la mano me dejo un recuerdo, y ahora cada vez que volteo a mi hombro siento que la veo aunque sé que no es real.
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