las muñecas

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Había una vez una pequeña tienda de antigüedades en el centro de la ciudad que era conocida por su extensa colección de muñecas. La dueña de la tienda, una anciana llamada Margaret, pasaba sus días reparando y restaurando muñecas antiguas para venderlas a coleccionistas y amantes de las antigüedades a muy altos precios.

Sin embargo, había algo extraño en la forma en que las muñecas la miraban con sus ojos de cristal. Parecía que seguían su movimiento en la habitación, como si tuvieran vida propia. Al principio, Margaret pensó que eran imaginaciones suyas, pero pronto comenzó a tener sueños inquietantes sobre las muñecas.

En uno de esos sueños, todas las muñecas de la tienda cobraban vida y comenzaban a perseguirla por la tienda. Corría por los pasillos, pero las muñecas la seguían con sus ojos vidriosos y sus expresiones inquietantes. Cuando despertó, Margaret se sintió aliviada de que solo fuera un sueño.

Pero a medida que pasaban los días, las muñecas parecían cada vez más reales. Sus expresiones parecían más vívidas y sus ojos parecían seguir cada uno de sus movimientos. Margaret intentó ignorar la sensación de que las muñecas la estaban observando, pero no pudo evitar sentirse cada vez más incómoda en su propia tienda.

Un día, una mujer joven entró en la tienda buscando una muñeca antigua para su colección. Margaret le mostró algunas de sus muñecas favoritas, pero la joven no parecía interesada en ninguna de ellas. En cambio, sus ojos se posaron en una muñeca que Margaret había estado restaurando durante semanas.

La muñeca era hermosa, con ojos azules brillantes y cabello rubio rizado. Pero algo en sus ojos parecía diferente. La joven preguntó si podía comprarla, pero Margaret, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo, se negó. 

-La muñeca todavía necesitaba algunos retoques, aun no esta lista para la venta. -Dijo la anciana.

La joven, decepcionada, salió de la tienda. Margaret se quedó sola con la muñeca, sintiendo que los ojos de la muñeca la seguían con cada movimiento que hacía. Cuando finalmente cerró la tienda y se preparó para irse a casa, no pudo evitar mirar por encima del hombro a la muñeca.

Fue entonces cuando lo vio. Los ojos de la muñeca se habían oscurecido, y su expresión parecía más amenazante que nunca. Margaret sintió un miedo intenso en su corazón y corrió hacia la puerta. Pero cuando intentó abrirla, la puerta no cedió.

Margaret estaba atrapada dentro de la tienda, rodeada por las muñecas que la miraban con sus ojos humanos. Sabía que no había escapatoria, que las muñecas habían cobrado vida y estaban decididas a atraparla. La anciana gritó en busca de ayuda, pero nadie acudió en su rescate.

Nunca se supo lo que pasó dentro de la tienda esa noche.



"Ten cuidado, nunca sabrás si tus muñecas te están observando con ojos humanos".

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