Agostina Pov's
Puede ser que me haya molestado bastante pero no por mí, si no por ella, le están vendiendo amor falso y ese falso amor viene de parte de Lautaro.
Nunca lo considere alguien asi, y hasta ahora estoy dudando si lo que decia julieta era verdad.
No la conozco a ella. Además, sería incapaz de hacer algo así él, no la veo como mala mujer a ella tampoco.
Ya no se que pensar, mis ganas de ir hasta su pisó preguntarle si era verdad lo que me dijo Julieta o no, claramente mis impulsos ganaron y al ser siempre directa fuí.
¿Por qué me inportaba tanto lo que Lautaro haga con su vida? no sé, de verdad.
Pienso que es porque empatizó bastante con las pibas y no quiero que ningún hombre las traten de cualquier cosa.
O quizás es una manera sutil de sanar mi pasado con mi ex.
Toque la puerta por varios segundos y nada, no había nadie.
Me quedaba con el último recurso: Llamarlo.
Obvio, porque yo con la duda no me pienso quedar hoy. La vida es una Agostina, vos podes.
—¿Gos?—Se escuchó que dijo detrás de la línea con su icónica voz ronca, estaba dormido y lo desperté.
Me va a infartar algún día si me sigue diciendo así
—¿Estabas durmiendo?—Pronuncie y me quise pegar una cachetada.
OBVIO QUE ESTA DURMIENDO, Agostina no te pagan por tarada porque serías millonaria ya.
—Eh, si estaba durmiendo, ¿paso algo?—Note su voz de preocupación.
Si, muchas cosas pasaron Lautaro.
—Abrime la puerta, estoy afuera—Dije y corte la llamada.
Ni siquiera le pregunté si estaba durmiendo en su cama o algo, esperé por dos minutos y me abrió Lautaro sin remera, pensa en la Biblia Agostina, Dios.
—Agos—Su voz era somnolienta al saludarme, me daba tanta ternura, ni se notaba que era un gato.
—Perdón por despertarte, necesito hablar de algo importante con vos—Me mantuve neutra, siento que en cualquier momento voy a llorar, estoy sensible, déjenme.Él me hace una seña para que pase y eso hago, fuimos a su habitación que estaba iluminada, al contrario de todo el departamento que estaba todo apagado.
Dios, es un desastre.—Linda siesta, eh—Trató de no soltar una risa al ver todas las frazadas en el piso junto con las almohadas.
—Me desperte re rapido y casi me la doy—Bosteza mientras empieza acomodar todo.—¿Me vas a decir que era lo importante o te vas a quedar ahí mirándome?.—Sacude las almohadas.
—Primero, no tendría que meterme, pero esto me esta involucrado en cierto punto a mí—Hago una pausa y lo ayudo a acomodar las frazadas.—¿Qué pasa con Julieta?.—Lo miró atentamente buscando alguna expresión facial que lo delate.
Leer el lenguaje corporal es my passion
—¿Julieta?—Se ríe amargado—¿Desde cuándo te importa ella?—Deja de hacer la cama y yo agarró una almohada.
¿Me importa? no, o puede que si, no sé.
—No me importa—Le tiro la almohada con intención de que le pegue aunque sea en alguna parte del cuerpo, pero Lautaro tiene reflejos y logra esquivarla.
—¿Te la estás chamuyando, Lautaro?—Quise sonar tranquila, sin embargo, me salió como un reproche.
—¿Por qué?—Preguntó con un tono de frustración.
—¿Es en serio?—Dije elevando mi voz. En este punto ya no me doy cuenta que estaba enojada y quizás hasta decepcionada.
Me mira incrédulo y suelta una risita—Ja, ¿Ahora te preocupas?, me das risa Agostina, ¿cuál es tu puto problema?—Tomó un profundo respiro antes de seguir.—Si no lo mal recuerdo fuiste vos la que hacía todo complicado, vos sos la que nunca quiso estar conmigo en una relación sería, me lo dejaste claro en todas las veces que te di a entender que me encantabas y eso no te importó. Agostina te busque, te esperé y no valoraste eso porque solamente me querías para garchar.—Dijo con desesperación.
—¿Ahora yo soy la mala?, estas mal Lautaro. No me importa nuestra historia ni nada de eso—Hice una pausa para respirar, me dolía todo esto, cuando estoy enojada digo lo primero que se me viene a la cabeza y eso me frustra.—Me da bronca que le estés pintando falso amor a una piba que piensa que es la única, estas jugando con los sentimientos de alguien más, no la conozco, aún así, me parece una re mina que no merece estar mal por un pelotudo como vos.—Me acerque a él con un gesto de desaprobación, mire mis manos por un segundo y estaba temblando.
—Y claro, ¿por qué te va a importar algo nuestro? ¡si nunca te importo en lo más mínimo !—Emitió un grito desgarrador.
—No tenes porque meterte en mi vida, ya estamos grandes para hacer reclamos estupidos, ¿que pasa?, ¿duele no ser siempre vos?.—Agrega.