La rutina continuaba, día y noche por los habitantes de ambos lados, los templos siguiendo sus caminos en perfecto equilibrio dando el ciclo del amanecer y anochecer. Mientras los guardianes se encontraban ocupados, por otro lado se encontraba Glim, una chica Adolescente dulce y comprensiva, también pareja de Mune, hecha de cera, piel y cabello color melocotón, ojos redondos con pupilas negras, brazos y pies delgados. Ella se encontraba en la casa de su padre, observando por la ventana de su cuarto, el cual como siempre estaba lleno de mapas, los libros antiguos, un pequeño espejo, su cama y un pequeño telescopio.
Ella esperaba ver pasar al templo de la luna, y así poder ver a su cervatillo. Su padre, también hecho de cera recién llegaba del exterior aprovechando los minutos antes del anochecer, siempre era exigente con el hecho de que Glim estuviera expuesta al exterior, precisamente al sol ya que podría derretirse o a la noche porque podría congelarse, pero a ella no le importaba mucho ya que siempre quería estar envuelta en aventuras y estar junto a Mune, pero entonces, justo antes de anochecer y con el cielo anaranjado y a la lejanía de negro vio la diminuta luna proyectando luz, estaba cerca y ella no pudo ocultar su emoción, dejando ver una pequeña sonrisa.
Mune se encontraba sentado y con las piernas cruzadas en la nariz alargada de la cabeza del enorme templo de la Luna, el cual daba largas y firmes zancadas entre el terreno repleto de árboles coloridos de verde y azul, entonces entre la línea fina naranja de la tarde logro ver el lugar de la casa de Glim, desde las lagunas en unas rocas colgaba una especie de nido.
Glim salió repentina mente a su encuentro, su padre trato de detenerla pero al ver que se trataba de ese asunto la dejo ir, aunque aún sintiendo un pequeño temor, Glim corrió entre los arbustos, lagunas y troncos hasta llegar a una colina para llegar hasta el risco en dónde la anterior vez había vuelto a su encuentro con Mune.
Desde donde se encontraba observo como el templo se acercaba de a poco, en sus ojos se reflejaba el brillo de la Luna y en su rostro se dibujaba una notoria expresión de felicidad. En el templo Mune logro observar la figura anaranjada de Glim en el borde, el templo se acercó y lentamente inclinó su largo cuello dejando la punta de su nariz pegada al borde, Glim camino y lentamente se subió, de inmediato el templo nuevamente estiró su largo cuello haciendo que Glim se tambaleara un poco pero Mune la sostuvo de sus hombros recibiendola con cariño, en sus pupilas azules se observaba un ligero brillo y en su boca una clara sonrisa relajada.
Los dos se quedaron viendo unos segundos para luego abrazarse e iniciar el recorrido. El templo continuo moviéndose siguiendo con el rumbo, con mucho cuidado y trepando por el templo ambos llegaron a la joroba del templo y entraron por el hoyo por el cual pasaban los hilos que sostenían la Luna, ahí Mune y Glim se ayudaron mutuamente a bajar y observaron con detenimiento el interior, siempre lo visitaban y claramente a Glim le encantaba, además que de vez en cuando ambos iban al mundo de los sueños, que se ocultaba tras de una tapa con dibujos de la Luna y estrellas en el suelo, para tener un momento más especial. Pero lo importante es que al fin estaban juntos, delicadamente Mune dió un pequeño beso en la mejilla de Glim, está apartó un poco de su pelo con algo de vergüenza pero mostrando una sonrisa al igual que Mune... Ambos tenían una química que solo se comprendía entre ellos, y se llamaba amor.
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MUNE: Algo Nuevo Empieza
Fantasy4 años han pasado después de volver a traer la calma y haber parado a Necross, Mune y Glim viven una vida tranquila y feliz como pareja y Mune continua con su labor como guardián de la luna, al igual que Sohone por parte del sol; pero aunque pensaba...