05

748 113 1
                                        

Había olvidado la última vez que miro a un humano sin desagrado.

A pesar de que ya habían pasado horas, casi medio día, no podía dejar de recordar al amigo del idiota. No olvidaba que se sintió jodidamente raro cuando lo vio entrar, incluso tuvo el impulso de levantarse e ir con él cuando sintió como si algo lo llamara, como si fuera jalado.

Pero se obligó a permanecer sentado.

Seungmin no era alguien que pensara demasiado sus acciones, solía hacer las cosas precipitadamente siendo inconsciente de las consecuencias que podría llegar a tener. Sin embargo, esta vez se contuvo de hacer cualquier cosa. Era por eso que había tenido malas experiencias en el pasado, en parte.

Cerró los ojos soltando un suspiro mientras hacía lo posible para hacer caso omiso a la sensación de sequedad que invadía su garganta y la picazón constante en su boca. Aunque se relamia los labios y pasaba saliva a cada rato, no disminuía la molesta necesidad porque no podía engañar a su cuerpo; no era ese tipo de líquido el que necesitaba.

Exhaló temblorosamente y se pasó la mano por la frente, sintiendo el sudor frío sobre su piel.

Él no era un primerizo, ya llevaba años en esa condición y le molestaba que incluso así no lograra todavía controlar la sed. Se sentía un novato.

Odiaba caer ante el descontrol de ese lado tan primitivo.

— Sabes que no puedes estar mucho tiempo sin sangre —reclamó repentinamente Hyunjin apareciendo a un lado, no sorprendiendo para nada al pelinegro que sólo mantuvo los ojos cerrados.

—Puedo controlarlo— aseguró, aunque sabía que no era así. Todavía no podía, pero era demasiado orgulloso para admitir su incapacidad de conseguirlo.

—Seungmin, muerde. No me hagas repetirlo.

Solo basto ese tono autoritario para que él agarrara el antebrazo y se lo llevara a la boca hundiendo sus caminos en la piel pálida del castaño que no se inmutó para nada mientras lo observaba beber de el. Seungmin cerró los ojos y presionó más la extremidad contra su boca, aguantando las ganas de beber más duro casi olvidando que podía hacerle daño a su mayor si consumía todo

Hyunjin lo observó todo el rato sin inmutarse mientras sentía como bebía de él, como se estaba controlando para no tomar hasta la última gota del líquido carmesí.

Seungmin era orgulloso y nunca le decía que tenía hambre. El primer tiempo no se negaba a beber de él, pero luego el menor entendió que incluso siendo Hwang Hyunjin le era difícil mantenerse estable y alimentarlo al mismo tiempo, así que comenzó a negarse a su sed y ahora él debía estar obligándolo cuando se daba cuenta que estaba necesitando alimentarse.

Cuando Seungmin lo soltó por fin sólo siguió mirando mientras el menor lamía la herida y esta comenzaba a cicatrizar, borrando todo rastro de su mordida.

—Odio esto— farfulló levantándose con evidente enojo. Se sentía mejor, revitalizado, pero ahora era Hyunjin quien comenzaba a sentir las consecuencias de haberlo alimentado. Igual que siempre. —No quiero que sigas alimentándome, no es bueno para tí.

—Si no lo hago entonces vas a morir—explicó tranquilo. Hyunjin se acomodó en el sofá donde antes estaba el menor acostado, tirándose contra el respaldar mientras cerraba los ojos y trataba de controlar su debilidad.

Él tenía más suerte que Seungmin para conseguirlo, pero eventualmente necesitaba alimentarse para reponer lo que le había dado al menor.

El azabache lo miró con el ceño fruncido y, sin contenerse, volvió a tirarse sobre el mueble apoyando la cabeza sobre las piernas de Hyunjin, viendo hacia arriba y notando el cambio. No era difícil darse cuenta que el mayor estaba debilitándose.

𝗼𝗯𝘀𝗲𝗰𝗶𝗼𝗻 𝗰𝗮𝗿𝗺𝗲𝘀𝗶 ━━ hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora