El día siguiente al despertar aún tenía a Elisabeth entre mis brazos. Creía que dormía, pero estaba equivocado.
-Me gustan tus brazos, es el único lugar del que no me gustaría alejarme- susurró.
-¿El único?
-Sí. No me gusta estar aquí, necesito marchar, ver mundo, buscarme un gran futuro, cambiar de aires, pero realmente lloraré cuando me separe de tus brazos.
-No tienes porque hacerlo, te puedo sostener para siempre- le dije suavemente al oído.
Ella suspiró con tristeza. Para ese entonces no era capaz de entender ese suspiro, no podía saber que era una águila enjaulada, forzada a ser domesticada. Una águila que necesitaba huir, volar lejos y que estaba dispuesta a abandonarlo todo por lograr un verdadero futuro.
ESTÁS LEYENDO
Melodías muertas
Short StoryEl gran Will y su piano. ¡Cuánto arte! ¡Qué talento! ¿Pero y él? ¿Y la persona que hay detrás de esa melodía? Parece triste, amargada... ¿Quién es Will? Se ha oído que tras esa amargura se esconde un bonito nombre, una bonita voz, se esconde Elisabe...