¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝖉í𝖆𝖘 𝖕𝖆𝖘𝖆𝖏𝖊𝖗𝖔𝖘
Sus manos ordenaban su alborotado cabello, sus ojos estaban clavados en su reflejo tratando de verse presentable. ¿Por qué?, Xiao no estaba seguro, solo sentía la necesidad de estar decente por si se encontraba con el chico de ayer.
Le dio unos últimos retoques a su maquillaje y salió de su cuarto, su cuerpo se tenso rápidamente al encontrarse de lleno con aquella persona que hacía su corazón latir de manera insana.
—Oh, eres el chico de ayer ¿Cómo te sientes?— preguntó el más bajo, acercándose al cuerpo contrario.
El silencio se extendió por todo el pasillo, Xiao trataba de pensar en que responder. Mientras tanto el contrario sentía una gota de sudor bajar por su frente ¿había dicho algo malo o por qué lo miraba como si quisiera matarlo?
—Perdón, no debí— antes de terminar su oración la voz de Xiao lo interrumpió.
—Lo siento por lo de ayer. —dijo— ¿puedo saber tu nombre?.
El chico más bajo pronunció su nombre, Xiao lo repitió en un tono más bajo. Era un nombre tan hermoso que fácilmente quedaría grabado en su memoria. Tan hermoso como el amanecer o incluso más hermoso que eso.
—Soy Xiao.
Venti le sonrió y el de ojos dorados sintió como las puntas de sus orejas se calentaban —Bueno Xiao, te estaba buscando. ¿Puedo pedirte un favor?— preguntó. Normalmente Xiao odiaba cuando solo le hablaban para eso pero esto sin duda era una excepción, ¿Cómo decirle que no a ese rostro expectante por su aprobación?.
—Claro.
Y como si le hubiesen dado la mejor noticia de su vida, sonrió de manera deslumbrante, Xiao había quedado embelesado una vez más por la belleza de Venti. —¿Puedes enseñarme Liyue?
Cuando regresó de aquel largo viaje no se arrepintió de aceptar el favor, incluso quería que más días así se repitieran.
Nunca se había sentido tan vivo como ese día.
Y como si fuera un adolescente enamorado se lanzó a su cama, admirando la libreta con un pequeño Rex Lapis en su esquina. Venti se lo había regalado cuando se encontraban viendo las librerías. Xiao optó una posición cómoda y comenzó a escribir.
Los días siguientes llegaron y Venti siempre esperaba a Xiao en la esquina del pasillo con una sonrisa. Pasaban las tardes enteras contándole sus aventuras y le enseñaba sus dulces melodías que podía producir con la lira. Xiao adoraba esos días y sin falta escribía en su diario cuanto adoraba al bardo; como amaba cuando sus ojos brillaban al momento de hablar de algo que le gustaba, como siempre que se emborrachaba terminaba llamando a su puerta y como haría todo lo posible para que esos días continuaran.
Xiao amaba a Venti y sus sentimientos crecían al pasar de los días.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.