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Mientras tomaba un sorbo de café por la mañana y ya preparada, vestida con su ropa especial para entrenar, Musa revisaba con extrañeza sus mensajes en el celular. Uno en particular le había desconcertado.

"No habrán entrenamientos esta semana, colitas. La gripe vino a por mí y  es una mierda contagiosa. Tu vagancia gana 7 días para dormir hasta tarde."

Su primera impresión fue que probablemente su mente aún estaba dormida y había leído mal el mensaje o que se había confundido al leer el nombre "Riven" en sus chats recientes. Era imposible...Tomó 3 sorbos más de café para asegurarse de que lo ocurrido era realidad y luego volvió a revisar el celular. Efectivamente, el chico había cancelado el entrenamiento por una gripe contagiosa.

El rostro de Musa permanecía confundido, y con razón. Riven no cancelaba los entrenamientos ni aunque se desatara la guerra. Para él, era esencial que el cuerpo siempre estuviera preparado ante cualquier circunstancia. No tenía ningún sentido viniendo de él, no había manera en toda la existencia del universo que eso pasara, por más dramático que sonara.

La hada, aún vestida en su uniforme, se levantó del sofá y tomó un abrigo hecho de lana. La mañana estaba fría, y si iba a salir del cuarto para no entrenar, debía mantenerse calentita.

Antes de irse, se observó en un espejo que estaba en la pared detrás de la puerta. No había notado que la forma de sus ojos eran cada vez más parecidos a los de su madre, su lagrimal estaba ligeramente más alargado y las cejas parecían estar arqueadas sutilmente. Le tomó menos de 2 minutos dejar de verse, o mejor dicho, de verse con el abrigo que llevaba puesto. Cerró los párpados y sin permitir que le vinieran recuerdos que la harían llorar, respiró.

Musa no quería seguir recordando, se sentía muy estúpida. Maldita sea, no puedo seguir siendo tan débil. Pensó enojada consigo misma, apartando la mirada del espejo con mucho desagrado. Abrió la puerta, y salió, esperando que el dicho resfriado no sea verdad porque se dirigía exactamente al supuesto enfermo.



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¿Y el que llega quién es?— preguntó la pelo rojiza con chicle en la boca, observando por la ventana de su maestra a un pequeño jeep llegando de lejos a la escuela.

—Te he dicho que no me gusta que mastiques esas basuras, y mucho menos en mi oficina.

Beatrix suspiró con molestia, como cuando una hija es regañada por su madre. Tomó la bola de chicle de su boca y con un pequeño rayo entre sus dedos la quemó, dejando caer las cenizas al piso.

—Sabes que volveré a masticar otro cuando salga— fingió una sonrisa y se acercó a la vieja hada esperando una respuesta de su primera pregunta.

—El que llega es el nuevo director de los especialistas.— respondió Rosalind levantando su mirada a la chica— ¿Terminaste de merodear en mi oficina sin tener nada que hacer? Te he dicho que estés atenta con esas haditas...

—¿Nuevo director de los especialistas?— consultó Beatrix incrédula, completamente confundida. —¿Qué hay de Silva?

—Está enfrentando cargos de intento homicidio contra el padre de Sky, ¿no lo recuerdas?

—¿Y por qué Andreas no se queda con el puesto entonces? No debe ser tan malo...

—Porque pierde el tiempo valioso intentado volver a crear vínculos con Sky. Es un imbécil. Contaba con su ayuda, pero veo que no está totalmente dispuesto. — tragó saliva —No vuelvas a cuestionar mis decisiones.

i'm covered in you | rivusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora