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—Nunca ví algo tan horroroso.

—¿Qué?— preguntó la hada con dos colitas antes de tomar agua de su botella. Estaba sudando, con la respiración agitada como resultado del entrenamiento matutino.

—El auto que se acaba de estacionar afuera. Parece una chatarr...

—¡Stella!— dijeron las demás en unísono.

Estaban las cinco hadas sentadas en un banco. Algunas sobre él y otras alrededor en el césped.

La hada con cabello dorado cruzó los brazos, indignada por la reacción de sus amigas.

—A ver, que haya aceptado mejorar mi actitud no es lo mismo a no expresar mi sincera opinión cada vez que sea necesaria.

Musa sonrió entre la agitación, al menos lo que decía su amiga era cierto. Ella también había observado por la ventana el viejo Jeep que llegaba al volver a su cuarto para dejar su abrigo. Justo antes de dirigirse al campo de entrenamiento.

No hubiera ido a buscar a Riven. Ahora tendría toda la semana libre.
Había pensado la hada.
Luego se arrepintió de pensarlo.

El joven había estado gravemente herido y sin ella probablemente seguiría con serios dolores. Y probablemente no hubiera tenido nada interesante que hacer en la semana sin el entrenamiento con el especialista.
Sacudió la cabeza para dispersar ese pensamiento e intentó concentrarse en la conversación del presente.

—Creo que llegó alguien a la escuela, papá me dijo que habría reunión de profesores.— mencionó Terra.

—Quien quiera que sea debería preocuparse más en su equipo de transporte.

Todas ignoraron el comentario de Stella.

—No puede ser cualquiera si Rosalind ha ordenado una reunión. ¿Y si es algún nuevo aliado para ayudarla a atormetarnos?— presentó Aisha, mirando a Bloom y esperando una respuesta por parte de ella.

—No tengo la menor idea, Rosalind no ha tenido ningún cambio de actitud en las clases personalizadas.

Todas unieron sus miradas para fijarse en Musa, que también tenía ese tipo de clases con la directora.

La hada, que aún absorbía la última gota de su botella, se encontró con los rostros expectantes de sus amigas. Negó con la cabeza, dando por respuesta que tampoco había notado nada raro en Rosalind.

La pregunta se le quedó rebobinando en su mente. ¿Había algún indicio extraño en la vieja hada? Nada de lo que hacía, ni su propia presencia daba buena espina. Sin embargo, notó mucha insistencia por su parte en la última lección. ¿Qué tan desesperada tendrías que estar para ocasionarte daño a ti misma con el único objetivo de que alguien más aprenda?

La hada notó que un par de ojos notaron su duda y seguían fijados en ella.

—¿Qué pasa?— preguntó Terra, sin dejar de mirarla.

Tomando un suspiro y tragando saliva ansiosa, Musa sintió ahora las miradas de todas de vuelta sobre ella.

—Rosalind se cortó las muñecas frente mío y me obligó a curarselas. Según ella, con la máxima presión posible podría llegar a ese nivel de poder.

—Está demente. ¿Qué carajos?— habló Bloom— No ha hecho nada parecido conmigo.

—¿Por qué nos lo estás diciendo recién ahora? Tenemos que descubrir lo que sea que pretende para que ustedes dos sean libres de esa chiflada. Si es capaz de eso, ¿Quién sabe que más se le podría ocurrir? ¿Quemar alumnos y decirles que los devuelvan de las cenizas?— resopló Stella, bastante asqueada con la situación.

i'm covered in you | rivusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora