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     La guitarra sonaba despacio y tranquilo, dando una sensación de melancolía y paz que Thalia tanto buscaba transmitir. Los acordes que tocaba y anotaba en una libreta parecían que encajaban a la perfección, que cualquier persona pensaría que es una canción ya compuesta y practicada más de cien veces.

Thalia anotó tapidamente el ultimo acorde en la libreta, dejó la guitarra en la cama sin mucha delicadeza para levantarse saltando y con una gran sonrisa en la cara a abrazar a su mejor amiga, Marlene, quien le ayudana a componer algo en ese momento.

Marlene era una chica bastante tranquila que no le gustaba sobresalir mucho, pero, era bastante bacán y amable. Era de las típicas personas que tienen cara de poto todo el día, pero realmente son amables. Thalia había conocido a Marlene en el colegio, cuando eran pequeñas, pero nunca habló con ella hasta sexto básico, en donde se volvieron mejores amigas con el paso del tiempo. Desde ahí hacían todo juntas, les encantaba pasar rato con la otra y se tenían toda la confianza del mundo. (Incluso un día Marlene se intentó poner una copa menstrual y no se la podía sacar, así que Thalia le ayudó. Ya imaginaran su nivel de confianza).

—Te salió lindo, hueóna —le dijo Marlene mientras la castaña la abrazaba.

—Hace tiempo no escribía algo tan bueno —dijo con la cara llena de emoción. Cualquiera pensaba que se había ganado el chao jefe*. (*: premio de lotería en chile que te paga mensualmente una gran cantidad de dinero).

—Hueón, siempre escribí' pura hueás buenas. Igual esta no me gusta tanto —le dijo, aun que sin saber le bajó un poco el ánimo a su amiga. Era verdad desde su punto de vista, después de todo. Ella le sonrió y después volvió a saltar de la emoción —ignorando comentario—, por haber compuesto la base de una canción, ya que últimamente no tenía mucha inspiración y sentía que todo le quedaba como el pico.

—Bueno, ahora me falta modificarla en algunas partes donde suena medio raro y listo —pegó un pequeño grito y aplaudió sin razón alguna. Marlene rió y se sentó en la silla gamer de su amiga, inclinándose un poco para atrás.

—Ya, pero comamos algo porque tengo más hambre que la chucha —dijo, igual para que Thalia descanzara un poco, ya que llevaban tres horas sin salir de la habitación. Thalia se hizo la que no escuchó o estaba tan concentrada borrando y escribiendo en la libreta que ni tuvo que fingir. —Vamos po. —Le apuró.

—Ya, oh, apurete de mierda.

...

—¿Cómo van? —preguntó la hermana de Thalia cuando las vio en la cocina preparando panqueques.

—Bien, ya tengo la base de algo que me gusta, así que —hizo un ademán con la mano. La hermana mayor asintió entendiendo con una sonrisa de orgullo en la cara al ver a Thalia con tanta emoción. Le hacía feliz verla así de feliz por lo que lograba, sobre todo después de verla llorar algunos días de frustración por no poder lograr hacer lo que desea.

—Qué bacán. Me alegro, de seguro les queda bonito —dejó a Thalia y Marlene solas en la cocina, producto a que ella solo había ido a buscar un vaso de agua y ellas seguían cocinando sus panqueques.

—¿Debería publicar un puequeño avance en instagram? Tipo, he estado muy inactiva —Marlene se encogió de hombros y Thalia frunció los labios—. Quizá debería preguntarle a mi manager primero —pensó en voz alta. Marlene le indico con el dedo haciéndole saber que tenía un punto, mientras tomaba café.

romeo y julieta, spreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora