𝐁𝐎𝐍𝐓𝐄𝐍 | Tokyo Revengers

𝙽𝚄𝙴𝚅𝙴

Los últimos días, Baji estaba más serio de lo común.

Un par de veces me habló sobre una pandilla llamada Moebius que irritaba a Mikey, Baji me comentó de lo que le habían hecho a un amigo de Pah-chin y su novia, el asunto también había involucrado a la familia, así que era obvio que todos estaban ansiosos por derrotarlos.

Pero, aparentemente todo se puso peor cuando Pah apuñaló al líder de Moebius. Pah había decidido entregarse, lo que generó un conflicto entre Draken y Mikey.

Lo último que supe, fue que ni Baji, ni Mitsuya, ni Nahoya o Mucho habían logrado que ellos hicieran las pases, así que era común ver a Baji con el ceño fruncido en casa.

— ¿Ya hablaste con mamá sobre tu cumpleaños? —preguntó en medio del almuerzo.

Ya era 1 de Agosto, y se me hacía tierno verlo tan preocupado días antes.

—Sí, dijo que iba a llegar tarde y que nos divirtiéramos.

—Ah, ya veo. —murmuró intentando ocultar una mueca.

Sabía en este momento que debía estar sintiéndose culpable porque mamá no podría pasar mi cumpleaños conmigo, y aunque todo este tiempo he luchado para detener esos sentimientos, realmente no puedo hacer nada.

Después de que papá muriera, la pensión que se nos daba no fue suficiente, por lo que mi madre tuvo que empezar a trabajar por primera vez.

Baji tenía a penas seis años, y no entendía la situación económica que teníamos, aunque yo tampoco quería dejar de complacerlo. A Baji le gustaba jugar en las máquinas casi todos los días y comprar tonterías en máquinas expendedoras; pensé que si le decíamos que no alguna vez, probablemente haría cosas malas para conseguir dinero, ya que era fuerte e imponía respeto.

Entonces, intenté ayudar a mamá con los gastos de Baji vendiendo pulseras hechas a mano en el colegio; cuando entré en la secundaria empecé a cobrarle a los de primer y segundo año para defenderlos de los de tercero, y a los de tercero para defenderlos de los de preparatoria.

Cuando ocurrió lo de Shinichiro, el dinero que había dejado papá se agotó en la defensa de Baji, entonces, cuando él regresó a casa, ya todo era diferente a cuando se había ido. Mamá tenía dos empleos y casi no la veíamos en casa.

Me esforcé mucho para hacer sentir bien a Baji después de todo lo que había pasado, pero él tenía una naturaleza y era difícil convencerle de que todo estaba bien.

Ya habían pasado casi tres años desde lo sucedido, y nada había cambiado con respecto a mamá. No le guardábamos rencor por no poder pasar tiempo con nosotros, al menos yo, estaba muy agradecida con ella.

Recuerdo que cuando ocurrió lo de Baji, y me di cuenta de que un solo trabajo de medio tiempo no funcionaría, intenté rendirme con los estudios y abandonar mi sueño de ir a la universidad, pero mamá me rogó que continuara y tiempo más tarde me enteré de que aceptó un segundo trabajo.