𝙲𝚄𝙰𝚃𝚁𝙾

2.5K 310 32
                                    

Por suerte, Kakucho fue el que condujo al departamento de Mikey esa tarde en vez de Sanzu. Después de todo, Kaku seguía viviendo con Mikey por más dinero que tuviese.

Durante un tiempo, los cuatro miembros fundadores de Bonten estuvimos viviendo en el mismo lugar junto a Mikey. Probablemente el dueño original de este departamento era Koko, pero mientras más arriba estábamos, más lejos queríamos estar de este lugar.

Sanzu fue el primero en irse, y en ese momento llegó Kakucho y con su llegada fue que Koko partió. Un par de años más tarde me fui con Koko, pero Kakucho siempre se mantuvo junto a Mikey.

Vivir con Kaku fue incómodo por nuestro pasado, y me sentí culpable por dejar a Mikey, pero Kakucho y yo no podíamos convivir sin que la tensión se hiciera presente entre nosotros.

Incluso ahora, en el auto, podía sentirse la tensión. Creo que fue justo por eso que Mikey terminó durmiéndose a medio camino. No podía decir nada, es decir, no es como si él durmiera mucho últimamente, así que cuando dormía (o fingía hacerlo), debíamos respetarlo.

Kakucho lo ayudó a subir al departamento mientras seguía adormilado, y yo subí de todas formas aunque ya me había dado por vencida sobre hablar con él.

Mientras que Kaku acomodaba a Mikey, me dispuse a chismosear con la muchacha del hogar sobre los hábitos de Mikey y su alimentación hasta que Kakucho salió de nuevo a la sala.

—De verdad se durmió. —dijo suavemente. —Llámame cuando quieras venir de nuevo. ¿Quieres que Kioko llame un taxi?

—No, está bien así. —él asintió.

Kakucho y yo aún teníamos algunas asperezas entre nosotros, y no lo culpaba. Merecía que me odiara, aunque yo no quisiera.

—Tengo que irme. —dijo caminando hacia la puerta.

—Oye, Kakucho... —él se detuvo, y me miró sin saber lo que venía. —Sé que nunca tuve la oportunidad de decirlo, pero... Lamento mucho la muerte de Izana.

Su cuerpo se tensó, y me dio una mirada fría. Era común que tuviera mala cara, pero esa mirada sólo me decía que había tocado su sensibilidad.

—Han pasado demasiados años como para lamentarse ahora.

—Para mí no ha pasado ni un sólo segundo. —él me miró extrañado. —Lamento mucho como pasaron las cosas. Si hubieran sido otras las circunstancias yo hubiera muerto por él, hubiera estado junto a él, al menos.

—Es obvia la razón por la que yo no puedo ponerme en tu lugar, por lo que es estúpido que intentes explicármelo. No lo necesito.

—Sólo quería que supieras que de verdad estimaba a Izana, no tanto como tú, eso está claro; pero lo suficiente como para aceptar morir en su lugar. En ese entonces, para mí, Izana era el hombre más increíble en todo Japón.

— ¿Y Mikey? —preguntó luego de un momento en silencio, mirando a la nada.

— ¿Eh?

— ¿Morirías por Mikey? —hizo contacto visual conmigo nuevamente, y no sentí esa mirada fría, sino que llena de inseguridad.

—Si Mikey me pidiera que me lanzara al vacío desde aquí porque le parecería gracioso verlo, intentaría sobrevivir a la caída para hacerlo de nuevo. —él soltó una pequeña risa y negó con su cabeza. —Amo a Mikey, él lo es todo para mí.

— ¡Qué cursi! —sonrió. —Entonces espero que a Mikey no le entretengan los sacrificios. —abrió la puerta y se detuvo un momento. —Ah, Miki... Quítate ese peso de encima. Nunca te guardé rencor, nunca fuiste una mala chica.

𝐁𝐎𝐍𝐓𝐄𝐍 | Tokyo Revengers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora