𝙾𝙲𝙷𝙾

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Desperté asustada y con la respiración agitada

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Desperté asustada y con la respiración agitada. Estaba muy confundida y noté que estaba empapada de sudor y lágrimas.

— ¿Qué? ¿Un mal sueño? —cuestionó Baji a mi lado. Asentí, apartando el cabello que se había pegado a mi rostro por la humedad. —Te dije que dejaras de ver esas películas de terror. —vi como él extendió sus brazos para que lo abrazara. — ¿Qué soñaste?

—Ya... Bueno, ya lo olvidé. —confesé acurrucándome en su pecho.

—Está bien, entonces podemos quedarnos un rato más así hasta que se te pase el susto.

—Ya va a ser hora de ir a la escuela.

—Pero hoy es el último día de clases.

— ¿Y qué? —cuestioné separandome levemente de él para mirar su rostro. —Dijiste que este año asistirías todos los días sin fugarte ni faltar ningún día.

—Sí, sí. —murmuró cerrando los ojos. —Sólo dame tiempo.

—Ya llevamos la mitad del año escolar, Baji.

—Ya sé, ya sé. —resopló. —Ya entendí.

Sonreí complacida y estrujé mi rostro en sus clavículas.

—Buen chico, Suki-chan. —solté con voz melosa. Él gruñó porque odiaba el apodo, y por ese gesto besé su barbilla. —Te quiero. —entonces, me levanté de su cama en un sólo salto. —Voy a preparar el desayuno.

Baji salió una hora más tarde a la cocina, ya listo para irse a la secundaria, justo en el momento en que Chifuyu entró a la casa.

—Perdón por la intromisión. —saludó el peliteñido. —Buenos días.

—Chifuyu, ¿ya comiste? —cuestionó Baji, sentándose para comer. Él negó, y luego me hizo una mueca de burla. —Sírvele un poco de comida a Chifuyu, Sukinī.

Miré con ojos entrecerrados al rubio, y luego rodé los ojos.

—Bien, pero no me culpes si se enferma del estómago.

—Miki... —advirtió Baji.

Chifuyu soltó una risa tonta, burlándose de mí, y de cómo a pesar de que no me agradaba, de igual manera era obligada a ser amable y servicial con él.

Recuerdo la primera vez que Chifuyu vino a casa.

Baji recientemente había salido del reformatorio en febrero, y a mamá le costaba mucho confiar en Baji de nuevo. Tardé varias semanas en convencer a mamá de que los amigos de Baji no eran malos realmente, hasta que por fin accedió dejarlo salir a la calle.

Entonces, cuando comenzaron las clases en abril, Baji trajó a un nuevo chico el primer día de clases. La primera impresión no fue buena, de hecho, nunca había estado tan molesta en mi vida.

𝐁𝐎𝐍𝐓𝐄𝐍 | Tokyo Revengers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora