2 ; ¿𝐴𝑙𝑎𝑠? ¿𝑆𝑖𝑛 𝑎𝑙𝑎𝑠?

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Ninguno de los dos decía nada, yo estaba pensando en cómo salir sin que nadie se diera cuenta.

Sin más, decidí salir. Pero antes de que tocara el pomo de la puerta él me habló.

—No salgas.

—¿Por qué no?

—Te sentirás incómoda con todas las miradas.

—Pero tengo que salir por algo urgente. — declaré firme.

—Dímelo a mí. — camino hasta mi—. Yo puedo ayudarte.

—¿Un desconocido? Ni si quiera se tu nombre. ¿Cómo podrías ayudarme? ¿Cómo confío en ti? — pregunté cruzando mis brazos sobre mi pecho.

—Ya me hubiera ido, me hubiera burlado de ti he incluso no te hubiera seguido. — expresó demandante.

—¿Y por qué me seguiste? — pregunté dudosa.

—Necesitabas ayuda. Y cierta parte me molestó cuando empezaron a mirarte mientras corrías. — respondió apretando sus puños.

—Gracias...

—Ran. Haitani Ran. — me dijo su nombre recargándose en el lavabo.

—Gracias Haitani. — agradecí. Cierta parte lo que hizo fue tierno a mi modo y preocupante.

—De nada... ¿Cuál es tu nombre? — preguntó mirándome.

—Sydney, Esli Sydney. — murmuré en alto.

—No eres de aquí, interesante. — mencionó con una pequeña sonrisa.

—No, creo que lo dice mi físico. — me señalé.

—Si, pero quería estar seguro.

—Bien. — suspiré—. Tengo que salir, Ran. Mi madre me abandonó en esto.

—No. — tomó mi brazo. Él rápidamente saco su sudadera negra, sujetándola con fuerza a mi cintura—. Espero que esto ayude y te sientas cómoda.

Ran, sin decir más se fue. ¿Qué diablos? Ni mi mejor amiga me hace esto.

Tome unas respiraciones para poder salir. Todo resultó bien al ver que la mayoría de la gente estaba concentrada platicando con sus amigos, parejas y familiares. Caminé hasta el mostrador y de ahí a la parte de vestidores. Saque un pantalón que tenía de cambio por si acaso. Agradecí a verlo dejado aquí. Agarré papel higiénico y de nuevo caminé al baño, la gente ni me notaba y eso me hizo estar tranquila.

Enrollé el papel higiénico alrededor de las bragas dónde se situaba mi zona íntima, por suerte la mancha no era tan grande, ni tan pequeña, pero si notoria. Doble la falda, y me coloqué el jean azul marino.

Tenía que buscar toallas y ya. Una vez que estuve lista, de nuevo fui a la parte de vestidores. Saque mi mochila, guarde la falda, mi celular y cartera. Tome un hoja y le anoté a mi madre que tengo que irme, que me espere en casa. La sudadera de Ran me la coloqué. Que agradable olor.

Sin más, salí de ahí. Por suerte ya nadie se dio cuenta de mí. Solté un suspiro aliviada una vez que salí afuera. Comencé a correr hacia una farmacia, pero estaban cerradas. Maldije y me dirigí a un centro comercial.

∘◦❁ ʀᴀɴ ❁◦∘

Maldita sea, acuérdate Ran. ¿Cómo se llamaban esas pastillas?

Seguía viendo los nombres de los medicamentos, pero ni con esto me acordaba. ¿Por qué ponen nombres qué son difíciles de memorizar? Algunos hasta parecen trabalenguas.

Rendido, mire al frente mío. Sonreí al ver a la chica peli acaramelada. Ella estaba entretenida buscando algo. Así que decidí ir con ella. Se ve bien con mi sudadera puesta. Sonreí.

En cuanto llegué, murmuraba cosas.

—¿Con alas? ¿Sin alas? Con alas, prevenidas vale por dos. — ¿Alas? ¿Cómo? ¿Va a volar?

—Flujo. —ella sonrió—. Soy una cascada.

La miré con duda, Sydney aún no se daba cuenta de que la veía ni que estaba a su lado.

—Nocturnas y de día. Me parece bien. — asintió para ella misma, caminó hasta unos medicamentos.

Yo la seguía aún. Vi como tomó una cajita color rosa.

—Con esto aliviará todo.

Aliviada, dio la vuelta. No me veía, puesto que estaba cerciorándose de que todo estuviera bien y que lo haya elegido bien.

Chocó conmigo, haciendo que cayeran sus cosas.

—¿Haitani? — preguntó confusa.

—Sydney. Hola de nuevo. — saludé levantando sus productos.

—Ay no. — exclamó. Rápido tomó un paquete de esas cosas. Tomó un paquete de papel higiénicol y corrió a la caja. Una vez pagado, velozmente fue al baño.

—Así que para eso son. Vaya, eso explica muchas cosas. — miré los paquetes de colores agradables.

—Eres un buen novio. — una señora llegó a mi lado—. Hubiera dado todo por alguien así, en mis tiempos nos creían impuras.

—Pues que mente tan tonta tenían. Era un proceso natural para ustedes. Qué bueno que ya no son esos tiempos. — expresé serio, olí el paquete de color llamativo rosa.

—Usted tiene razón, tu hermana, madre y tu novia deben de estar orgullosos. — sonrió y volvió a ver los productos femeninos.

¿Cómo le explicó que no tengo nada de eso?

Sin más que decir, tomé otros paquetes de los que tomó ella y pastillas. Caminé hasta encontrar botellas de agua. En cuanto tuve todo lo pagué y esperé afuera de la entrada del baño mientras veía los mensajes de Rindou. Las pastillas no las encontré. Puse en el chat, apagué mi celular y me recargué en la pared blanca, esperando. 

∘◦❁◦∘

¡Hola! :3
Pidoperdón si tiene faltas ortográficas o la narrativa está un poco mal, poco a poco la corregiré.
Bye. <3

Mᴀʀᴇᴀ Rᴏᴊᴀ.  ❛𝘙𝘢𝘯 𝘏𝘢𝘪𝘵𝘢𝘯𝘪.❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora