11 ; 𝑓𝑢𝑔𝑎.

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∘◦❁ ʀᴀɴ ❁◦∘

Desperté por las vibraciones de la alarma, la mano de Syd ya estaba bajo sus mantas. Me levanté, emocionado y nervioso.

Con calma, veo a Sydney tranquilamente descansando. Solo que está tenía una sonrisita pequeña en su cara.

¿Qué estarás soñando? Una vez más, pude comprobar que está chica me gusta, tengo presente que no tenemos mucho tiempo de avernos conocido. Pero estos días a su lado que hemos estado conociéndonos he descubierto otras facetas.

Solo que, esto puede suceder muy rápido y no quiero que acabe, debería de tomarlo con más calma, supongo.

—Syd. — susurré en su oído—. Sydney vamos despierta. — la moví un poco de su brazo—. Va a venir el coco por ti si no despiertas. — avisé con una entonación más fuerte.

—¡No! No me gusta comer coco, soy alérgica y no me grites porque lloro. — hizo puchero levantándose y refregando sus ojos mieles.

—Es broma, acomoda bien mi sudadera y ponte unos jeans o algo porque vamos a salir. — avisé subiendo mis jeans en cuanto se dio la vuelta.

—No, no quiero. Quiero seguir durmiendo. — habló entre sueños, volviéndose a tumbar en su almohada.

—Vamos, quiero que tú último mar rojo lo pases bien. — animé moviéndola de un lado a otro.

—Es verdad. — animada se volvió a levantar. — ¿Solo me pongo mis jeans y ya? — preguntó buscando entusiasmada sus calzas.

—Sip. — respondí. Fui al baño para darle su privacidad, mientras me peinaba un poco mis trenzas—. ¿¡Puedo agarrar un cepillo de los tuyos!? — pedí observando la caja de cepillos de dientes. Ella me afirmó la petición.

En cuanto salí, se metió ella, tardo unos segundos, ya estaba arreglada y vestida. Sonreí.

—Vámonos. — tomé su muñeca y la jalé.

Corrimos a la puerta y con el más mínimo silencio salimos de su casa, sentimos el aire fresco golpear nuestros rostros. Nos sentíamos libres.

—Son las 5:28 de la mañana, ¿A dónde vamos? — preguntó. La observé y noté que su nariz y pómulos estaban rojos.

—Mira, tengo una moto y vas conmigo, ¿Te suena?

—¿Te vas a ir? — preguntó dudosa.

—No. reí—. Nos vamos.

—¡No, no te vayas! Mi diversión contigo... — pero que despistada. Pausó sus palabras mirándome con sorpresa—. ¿Nos vamos? — en su mirada notaba brillo por la emoción.

No dije nada, hice que me siguiera a mi moto, la senté en la parte de atrás poniendo un casco.

—¿Es tú casco? ¿No lo usarás?— preguntó curiosa.

—Nop. — negué —. Me gusta sentir el aire. Es como una adrenalina.

—Entonces yo igual quiero sentirla. — habló quitándose el casco. Yo puse las manos antes de que se lo quitara por completo.

—No. Es por tu seguridad. — ordené acomodando el casco en su cabeza.

—Maneja más lento entonces. — pidió con un puchero leve.

—Nop. — sonreí.

Ella no dijo nada, noté que se había molestado un poco. Suspiré fuerte.

—Está bien, pero solo esta vez. Conduciré lento, pero aférrate fuerte contra mí. ¿Bien?

Ella me abrazo feliz y alegre. —¡Esta bien! — chillo con emoción. Con cuidado saqué el casco.

Noté el auto de su madre, deduje que ya llegó. ¿Acaso no vio todo nuestro tiradero? Extraño. Ella nos regaña y amenaza con una chancla o con la escoba.

Tenemos por lo menos dos horas. — dije mirando el reloj del teléfono.

Contigo no tengo prisa. — me quedé quieto en mi lugar. Ella asomó su cabeza aún costado mirándome —. ¿Dije algo malo? — preguntó haciendo una mueca.

—Nada. — sobe su mejilla. Ella cerró sus ojos al tacto mío. Sentí su suave piel, sus largas pestañas eran lindas. Pude notarla a luz de la luna que en verdad Sydney era muy bonita—. Sujétate bien, Syd. — pedí tomando sus manos haciendo que abrazará mi torso.

Les di unas caricias, prendí el motor y comencé a conducir.

Mientras conducía, la calle era iluminada por las luces de la noche, notaba algunas tiendas abiertas, he incluso autos pasar, todo era tan a gusto. Hacíamos paradas de vez en cuando para tomarnos fotos, leer lo que ponían en los muros. Roppongi de noche era extremadamente calmado, brillante y lindo.

—Siempre quise recorrer las calles de noche con alguien. — expresó mirando la copa de los árboles—. Creí que nunca iba a poder cumplirlo, pero aquí estoy. — habló feliz, ahora mirándome a mí.

Nos encontrábamos sentados en mi moto, ella comiendo unas gomitas dulces que se compró y yo robándoselas. La escuchaba con una sonrisa.

—Me alegro ser yo quien esté contigo en este momento. — respondí mirando lo iluminado que estaba mi alrededor.

—Yo igual. — quedó unos segundos en silencio y prosiguió hablando—. ¿Cómo lo supiste?

—¿Qué querías viajar de madrugada? — la miré divertido y ella asintió—. Me gusta escuchar, de tanto que parloteas, se escapó de ti eso. Entre muchas cosas más. — sonreí recordando el cuarto día.

—No puede ser. — tapó su rostro con vergüenza.

—No te apenes. Es divertido escaparse.

Ella río. En seguida, su rostro se tornó dudoso.

—Tengo una duda, ahora que estamos en fuga, quiero que respondas algo.

∘◦❁◦∘

¡Holaa nenitas y nenes!
❤️

Mᴀʀᴇᴀ Rᴏᴊᴀ.  ❛𝘙𝘢𝘯 𝘏𝘢𝘪𝘵𝘢𝘯𝘪.❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora