9 meses Soukoku

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Era una noche tormentosa en Yokohama, un castaño detective corría por sus calles, camino a los apartamentos pertenecientes a la port mafia. Conocía de alguien que le aterraba el sonido de los truenos, por mucho que lo negase, claro, Chuuya Nakahara debía conservar su orgullo y su dignidad intactos, aunque de poco servía si Dazai lo sabía.

Al llegar, Dazai se encontró con el pelirrojo tapado hasta la cabeza en su cama, temblando de miedo. Se quito su abrigo y zapatos y, sin decir palabra, se acercó a el que, aun estando completamente tapado, dejó al descubierto una parte de su cuello, la cual el castaño comenzó a besar. Los músculos de Chuuya se comenzaron a destensar y, poco a poco, comenzó a destaparse, lo que hizo que su compañero lo besara por más zonas, incluyendo los labios.

- Dazai...- susurraba Chuuya, por miedo a que solo fuera uno de sus tantos sueños.

- Estoy aquí, Chuuya, estoy aquí.

Los besos fueron subiendo de intensidad y, finalmente acabaron sin ropa, Dazai sabía perfectamente como doblegar a ese mafioso, y lo iba a disfrutar, lo disfrutaría como siempre lo hacía antes de irse de la mafia.

Un suspiro por aquí, un jadeo por allá y pronto la habitación se llenó de los gemidos de Nakahara y alguna que otra risa proveniente de su amante, sin duda Dazai le había quitado el miedo de una manera un tanto placentera, pero para su desgracia, a la mañana siguiente, al despertar, ya no se encontraba ahí.

Dos meses habían pasado de esa aventura y ahora Chuuya no se separaba del baño, vomitando cada cinco minutos, se encontraba realmente mal. Koyou había llegado preocupada por él y, al ver la escena y el asco que le daba el vino cada que se lo ofrecía llegó a una conclusión.

- Querido, ¿con quién lo hiciste?

- No sé de que me hablas...- y dicho esto volvió a vomitar.

- Chuuya...-suspiró la mujer- muestras síntomas de embarazo- los ojos del aludido se abrieron como platos, ¿él? ¿embarazado? - sabes que ahora es posible, debiste de ser más responsable... tú y Dazai

- ¡¿Cómo lo sabes?!

- Era muy obvio

Efectivamente, Chuuya Nakahara estaba embarazado de Osamu Dazai, el test de embarazo lo confirmó. Tardó poco en llegar a la agencia y gritarle al desperdicio de vendas, pero para su sorpresa, este no hizo ninguna broma, es más, lo abrazó, prometiendo cuidarlo hasta el fin del mundo. Obviamente el pelirrojo no creyó una mierda.

Los meses iban pasando y el vientre de Chuuya aumentando, Dazai se había apropiado de su apartamento, por lo que ahora vivían juntos, pero el castaño dormía en el sofá a exigencia del más bajo. Ya iban cinco meses de embarazo, los cambios de humor de Chuuya eran insoportables, de un momento a otro corría a besar a Dazai, pero al segundo le gritaba por abandonarlo para, seguido, llorarle por la misma razón, sin contra sus diferentes antojos, que a veces eran dirigidos hacia el miembro viril del suicida.

- ¿Estás a gusto ahí dentro, pequeñín? – susurraba Chuuya mientras se sobaba el vientre, ya se había hecho a la idea de ser padre y no negaría que le hacía una terrible ilusión- espero que estés bien y nazcas fuerte y sano... y tan guapo como Dazai... pero nada de ideas suicidas- ante esto el bebé dio su primera patada- ...¡DAZAI!

- ¡¿Qué pasa?!- llegó al cuarto lo más rápido posible y se alarmó al ver a su compañero estallar en lágrimas y corrió a abrazarle.

- Se ha movido Dazai... me ha dado una patada... soy tan feliz- el castaño soltó un suspiro de alivio y sonrió ampliamente- nuestro bebé se ha movido

- Ya estoy deseando conocerlo- y colocó su mano en el vientre de su compañero.

Por primera vez en mucho tiempo, ambos durmieron juntos y, para sorpresa del pelirrojo, a la mañana siguiente, Dazai se encontraba ahí, dormido a su lado, entonces comprendió que esta vez Osamu no se iría de su lado. Y tal como pensó, a los pocos días le pidió ser su pareja, y, entre lágrimas, aceptó.

Ya habían pasado siete meses, cada vez quedaba menos y, de una vez por todas, decidieron que querían saber si iba a ser niño o niña. Llegaron a la consulta de Yosano, ya que ninguno se fiaba de Mori, y la doctora le hizo una ecografía que reveló el dichoso resultado.

- Es una niña totalmente sana, enhorabuena.

Ambos estallaron de alegría, no porque fuera niña, sino porque estaba bien y pronto la vería. Tras la consulta, fueron al centro comercial, aun no habían preparado nada para su pequeña y decían darle prisa. Una cuna, un carro, la trona, pañales, chupetes, biberones, compraron de todo, solo les faltaba algo de ropa.

- Yosano nos ha ayudado mucho con la bebé- pensaba Chuuya en voz alta- de no ser por ella, seguramente me habría dado algo...

- ¿Qué quieres decir, gordo? – Chuuya lo miró mal por el apodo que le había puesto, pero bueno, ya se había acostumbrado.

- Quisiera hacer algo en su honor... aquella vez que enfermé y casi pierdo a la bebé fue ella la que me salvó- y es que sí, tanto Chuuya como su hija estuvieron al borde de la muerte debido al constante vomito que tenía, que lo desnutrió y deshidrató- quiero que se llame como ella

- Mmm... Akiko... Akiko Dazai... me gusta, buena idea- y ambos se sonrieron- por cierto... ¿te gusta? – le enseñó el peluche de una momia que había comprado sin que Chuuya se enterase- para nuestra pequeña

- Me encanta.

Pasaron los meses, el pelirrojo estaba en su cama hiperventilando, las contracciones cada vez eran más fuertes, pero aún no había roto aguas. Pasó una feliz navidad, donde obtuvo muchos regalos, aunque la mayoría iban dirigidos a Akiko, y luego la fiesta de fin de año, aunque no negaría que el hecho de no poder beber alcohol lo estaba matando. Y así fue, llegó el 23 de enero.

Las contracciones al fin habían cesado después de una noche sin dejarlo dormir, se encontraba junto a Dazai ordenando el cuarto de la pequeña para cuando llegara, pero comenzó a sentir como un líquido caía entre sus muslos, alarmándolo, había roto aguas.

Yosano llegó lo más rápido que pudo y, tras unas terribles seis horas de parto, al fin se escuchó ese deseado llanto. Rápidamente, la doctora colocó a la bebé en brazos de Chuuya, el cual estaba totalmente agotado, pero no le faltaban fuerzas para darle la bienvenida al mundo a su hija.

Esa noche fue la más feliz para Chuuya y Osamu, al fin tenían a su pequeña en casa, ahora tocaba la tarea de cuidarla, ¿qué podría salir mal?

- ¡Akiko, ven aquí ahora mismo! – gritaba un desesperado pelirrojo al ver como su pequeña hija de dos años flotaba por toda la estancia, había adquirido su habilidad y no paraba de hacer uso de ella, flotando de aquí para allá

- ¿Y este alboroto? - cuestionó Dazai al entrar a su casa.

- ¡Papiiii! -la pequeña flotó en su dirección, para suerte de los adultos, ya que Dazai la agarró y le inhibió su poder.

Sin duda eso de ser padre era difícil, pero nada que el doble negro no pudiese superar.

Bungo Stray Dogs//Ships//Una historia diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora