Cuestión De Orgullo

6.7K 317 84
                                    

“¿Qué Se Supone Que Estoy Haciendo?” Se Preguntó Terry Por La Milésima Vez Esa Mañana. El Aire Otoñal Le Alborotaba El Cabello Mientras Cabalgaba. La Equitación Siempre Había Sido Su Deporte Preferido Porque Le Hacía Sentir Libre Y Le Despejaba Los Pensamientos. Sin Embargo, El Truco Nunca Había Funcionado Cuando Se Trataba De Candy. Después De Años, Él Ya Debía De Saber Que Sus Intentos Por Sacudirse Toda La Confusión Y Ansiedad Que Ella Le Inspiraba Eran En Vano, Pero Aún Así Había Esperado Que Las Cosas Se Aclararían Al Trote.

 Había Salido Muy Temprano De Su Casa Para Pasar La Mañana En El Country Club Y Tratar De Poner En Orden La Maraña De Sentimientos Que Se Le Agolpaban En El Pecho ¡Nada! Las Cosas Seguían En El Mismo Estado Caótico.

“Lo Tenía Todo Bien Planeado” Siguió Diciéndose, Forzando A Su Caballo Para Que Apresurara El Paso, “Sería Como Si Fuéramos Dos Extraños Que Viven En Departamentos Contiguos. Ocasionalmente Tendríamos Que Hacer Cosas Juntos, Pero Eso No Implicaba Que Tendría Que Hacer Las Cosas Estúpidas Que He Cometido Últimamente ¿De Qué Diablos Estoy Hecho?”

Aquella Vez En Que Terry, Derrotado Y Sin Ánimos, Había Visto A Candy De Lejos Mientras Trabajaba En La Clínica Del Doctor Martín, El Joven Había Perdido Su Fe En El Amor Que Ella Le Había Tenido En El Pasado. Se Había Esforzado Por Aceptar Que Dadas Las Circunstancias El Olvido Era Lo Mejor Que Le Podía Pasar A Ambos. No Obstante, La Noción De Que Para Ella Él Parecía Ser Ya Un Capítulo Concluido, Era Algo Demasiado Doloroso Para Asimilarlo. En Cambio, Él Tendría Que Vivir Con La Certeza De Que El Cariño Que Llevaba Dentro No Moriría Nunca; Aunque Terminara Llevando Al Altar A Otra Mujer.

Luego Las Cosas Habían Tomado Un Giro Demasiado Bizarro. Primero Susannah Lo Rechazaba Regalándole Una Libertad Que Se Había Vuelto Estéril. Más Tarde, Se Veía Envuelto En La Intriga Más Extraña Que Jamás Se Había Imaginado ¿Cómo Reaccionar Durante Todo Un Año De Convivencia Con Alguien Que Se Ama Pero Para Quien Él Ya No Significaba Nada? Confesar Sus Verdaderos Sentimientos Era Inadmisible. Deseaba El Amor De Candy, No Su Lástima. Terruce Granchester No Había Nacido Para Mendigar Afecto.

Así Pues, Había Decidido Jugar La Vieja Carta De La Frialdad. Después De Aquella Torturante Noche De Bodas Sin Poder Tocarla, Se Había Resuelto A Levantar Los Más Sólidos Muros De Distancia E Indiferencia Que Le Fueran Posibles. Había Restringido El Trato Con Ella A Solamente Lo Más Necesario, Pero A Su Vez, Consciente De Que Para Los Intereses De Candy Era Necesario Que El Matrimonio Pareciera Real Ante Todos, Se Había Permitido Actuar Afectuosamente En Público. Esto Último No Había Sido Difícil, Pero Mantener Un Balance Entre La Imagen Pública De La Pareja Y La Distancia Real Que Él Quería Mantener En La Intimidad Era Realmente El Problema. Sobre Todo Cuando Las Paredes Parecían Ser Demasiado Delgadas, El Aroma De Ella Impregnando Las Habitaciones Demasiado Patente... El Deseo Demasiado Doloroso. Pensar Que Ella Dormía Ajena A Sus Conflictos Tan Sólo A Unos Metros De Él Era Un Constante Tormento. Para Colmo De Males, La Noche Del Estreno Él Había Terminado Por Perder El Escaso Control De La Situación Que Aún Le Quedaba.

“Estaba Más Hermosa Que Nunca,” Pensó Sin Darse Cuenta De Que El Mero Recuerdo Le Agitaba La Respiración, “... ¡Qué Deseo Tan Asfixiante De Tenerla Entre Mis Brazos En Ese Mismo Instante! ¿Cuándo Fue Que Candy Dejó De Ser Una Niña Encantadora Para Convertirse En Una Mujer Irresistible? ¿Dónde Aprendió A Seducir Con Tan Sólo Acercarse Para Anudarme La Corbata? ¿Cómo Se Controla La Mirada Cuando Uno Arde De Ganas De Por Lo Menos Verla A Placer? ¿Por Qué Pareció Importarle Lo Que Yo Pudiera Sentir Al Estar Susannah Presente? ”

 Las Preguntas Seguían Encadenándose Una A Una, Consiguiendo Solamente Aumentar Su Inquietud. Definitivamente La Cabalgata No Estaba Funcionando En Lo Absoluto.

 Recordaba El Viaje De Regreso A Su Casa Aquella Noche. Ella Miraba Por La Ventanilla Con Una Tranquilidad Que Lo Irritaba. Parecía Tan Serena Y Distante Y Él Se Moría De Ganas De Besarla. Luego, Al Despedirse De Ella Frente A La Puerta De Su Recámara Había Terminado Por Perder El Último Vestigio De Autocontrol. Hubiese Querido Tomarla En Un Abrazo Que Se Equiparara A La Pasión Que Tenía Reprimida, Pero El Miedo De Asustarla Había Sido Mayor. Sin Embargo, Aquel Breve Beso En La Mejilla Había Sido Suficiente Como Para No Dejarle Dormir A Pesar De Lo Cansado Que Estaba.

La Trampa ( Candy Candy Fanficcion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora