9. ¿Novia? ¿rebelde o progresista?

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Miren, si entregara mis tareas tan a tiempo como mis actualizaciones mi vida sería muy diferente, pero nada es perfecto en esta vida.

Anyway, aquí les traigo una nueva actualización, que la disfruten.


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Las sillas metálicas me congelaron el trasero.

Eso es lo que pienso mientras me muevo en mi lugar ligeramente.

Akron y yo hemos estado sentados lado a lado en estas sillas incómodas durante toda la noche, es lo peor.

Al menos no soy yo la que habla con el capitán de policía para que su... lo que sea que signifique Sofía para Akron, no vaya a prisión.

¿Por qué Akron hace eso?

Ni idea.

La estación de policía tiene unos dibujos en las paredes, pero todo aparte de eso parece respetablemente limpio, al entrar y hablar con el primer policía que encontramos, el cual nos pidió sentarnos y se olvidó de nosotros como por media hora, nos dimos cuenta de que el edificio de policía no te hacía caso hasta que, tal y como lo hizo Akron, te parabas y hablabas.

O en el caso de Akron, gritabas.

No entiendo muy bien como hace dos segundos él estaba sentadito a mi lado mientras yo veía mi tab y ahora está parado a dos metros de mí, gritándole al oficial de policía que desde este ángulo, no me molesta ver.

Que lindos ojos.

– Ella rompió un banco.

– No puede simplemente meterla a prisión, pagaré por los daños y...

– La ley dice que debe pasar unas horas ahí y si después se paga la multa, ella podrá...

– ¿Qué necesidad tienen de que esté ahí todo ese tiempo!

Ahora hemos vuelto a gritar. Uf.

– Estará ahí unos minutos más, gracias.

No entiendo cómo el policía de bonitos ojos pudo conservar la calma ante tal cara de enojo que me hacía temblar hasta a mí.

Pero bueeeno.

Él vuelve hacia mí y se queda sentadito mientras mueve el pie nerviosamente.

– Cuidado, la suela se desgasta.

No me ve, pero veo cómo su mandíbula se marca.

Pasa un momento antes que me diga:

– ¿Por qué estás aquí?

Volteo a verlo con las cejas arriba y el acercamiento hace que nuestros brazos se rocen.

Él se aleja levemente, como todas las ocasiones desde que nos sentamos aquí por primera vez.

– Pues, quiero ver qué le dice a papá en esta ocasión... y también quiero saber si ganó algo mientras estaba encerrada ahí.

Él me mira confundido.

– La última vez – ahora él eleva sus espesas cejas ante mi explicación – ganó un reloj mientras jugaba cartas ahí adentro. Es buena.

Me encojo de hombros y ambos volteamos a ver hacia el frente.

– ¿Hace cuanto... ella, es así?

– Desde que la conozco.

– Antes no era así, digo, salíamos pero nunca llegábamos a ese nivel.

Homicidio a la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora