Tan sólo tú y yo - Segunda parte del capítulo final

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Una vez terminaron de sacar al jardín la gran mesa de roble del salón-comedor, junto a varias sillas, Daryl y Rick tomaron asiento para reponer fuerzas.

− Dios mío, que viejo estoy... – suspiró Rick, dejándose caer en la primera silla que tuvo a su alcance. – Recuerdo cuando podía cargar cosas sin cansarme...

El arquero chistó, sentándose justo enfrente de su amigo.

− Eras tú el que quería comer en el jardín. – le contestó con media sonrisa. – Así que deja de quejarte...

− Pero... ¿Tú has visto que día tan increíble hace? – señaló Rick el cielo. – Sería un delito no aprovecharlo... Todos nos lo agradecerán, ya verás.

Daryl asintió divertido.

− ¡Papá! – gritó Judith, acercándose hacia Rick con rapidez; apoyándose con delicadeza sobre su brazo izquierdo. – R.J me ha dicho que quiere hacerte un dibujo.

− ¡Eso es estupendo cielo! – respondió Rick emocionado. – ¿Dónde está él?

− Está con Lydia. – respondió la niña. – Están buscando los lápices de colores para poder pintártelo.

Rick sonrió a su pequeña.

− Me ha pedido que venga a preguntarte qué es lo que quieres que te dibuje... – prosiguió Judith. – ¿Qué es lo que más te apetece?

− ¡Lo que él quiera! – contestó el sheriff. – Todo lo que dibuje seguro que me encantará.

− No creas... Cuando dibuja al tío Daryl suele hacerlo bastante raro. – respondió Judith, consiguiendo hacer reír a Rick.

− Bueno, es que tu tío Daryl es bastante raro... – añadió Rick con tono burlón, llevando la mirada hacia su amigo.

− Idiota... – murmuró el arquero.

El sheriff soltó una carcajada.

− Le diré que te dibuje algún caballo, que mamá me dijo que era tu animal favorito. – dijo Judith, apartándose de su padre para marchar. – ¿Te parece buena idea?

− ¡Perfecto! Gracias princesa. – le sonrió Rick a su pequeña.

Judith le dedicó una enorme sonrisa y marchó en busca de su hermano y Lydia.

Tanto el sheriff como el arquero, observaron marchar a la pequeña con la mirada cargada de ternura y orgullo.

Tener a Judith en sus vidas era un auténtico regalo.

Tras un breve periodo de silencio, Rick decidió romper nuevamente el hielo con el arquero.

Tenían muchas cosas de las que hablar.

− Y dime Daryl... ¿Qué tal has llevado la experiencia con los niños? – retomó la conversación Rick. – ¿Has conseguido al fin ganar más paciencia?

Daryl chistó y asintió.

− No te voy a negar que me han dado mucho que hacer...– se sinceró el arquero. – Pero la verdad, es que puedes estar orgulloso de esos dos pequeños.

Rick le dedicó una enorme sonrisa a su amigo; sabía que los adoraba con todo su corazón.

− Jamás podré pagarte todo lo que has hecho por mí, hermano. – añadió Rick; sorprendiendo a Daryl. – Mil gracias...

− No hay nada que agradecer... – le contestó el arquero. – Tú habrías hecho exactamente lo mismo por mí.

Ambos se dedicaron una mirada cómplice, llena de cariño y respeto.

"Parte de mí" (Caryl fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora